"Emily"

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Narra Sam

Recoger al padre y al hermano de Marco no había sido tan incómodo como esperaba. Nos saludamos como si no hubiera pasado nada en Mallorca hace dos meses y como si no supieran nada de mi pasado, todo por petición de Marco. Él sabía que si los demás actuaban como si no supieran nada sería mucho más fácil para mí como para ellos. 

-¿Sabes cómo llegar, verdad? - me preguntó Igor mientras salíamos del aeropuerto.

-Sí, no te preocupes, ya me he acostumbrado a conducir por Madrid, de todas maneras si me pones el GPS te lo agradecería - él rió y si  ningún tipo de problema me lo puso.

No queríamos forzar situaciones ni nada, Marco y yo llevábamos 4 meses saliendo y ya conocía a su familia por lo que la situación en sí era incómoda, decían que íbamos demasiado deprisa. 

-Marco me dijo el otro día que habías empezado la universidad ¿Cómo fue? -  la pregunta de Gilberto me extrañó, no sabía que Marco hablaba tanto de mí con su padre, incluso pensaba lo contrario, que era más cerrado a la hora de hablar de mí con su familia.

-Muy bien, tardo bastante en llegar pero bueno, merece la pena, además la gente es muy simpática y en seguida se hacen amigos - Igor rió y me dio un toquecito en la pierna, él iba de copiloto.

-Aprovéchalo Sam, la etapa universitaria es una de las mejores, te lo dice un profesional - le miré de reojo y me guiñó un ojo, igual que su hermano.

Solo pude reír y concentrarme en llegar al estadio a tiempo, no nos queríamos perder nada del partido, solo era la cuarta jornada, pero aquí todo cuenta. 

Igor me dio indicaciones de dónde podía dejar el coche, cogió una acreditación de su mochila y se la tendió a un guardia del exterior. Este dio la orden de que subieran la barrera y entramos en las entrañas del Bernabéu. 

-Es en esta planta, no tienes que bajar y la plaza es la número - sacó el móvil para asegurarse - 24, esa de allí - me señaló una esquina del parking, genial, aparcar era mi peor pesadilla.

Intenté hacerlo lo mejor que pude mientras ambos me daban unas pequeñas indicaciones.

-Gracias, estoy acostumbrada a hacer todo del revés como en Londres y aún me tengo que adaptar a aparcar -  todos reímos y salimos del coche, pero quería decirles algo antes de perdernos entre los aficionados.

-Igo, Gilberto - se dieron la vuelta al escuchar sus nombres y me miraron - Quería daros las gracias por aceptarme tal y como soy, no tuve la oportunidad de decíroslo en Mallorca y lo quiero hacer ahora. No soy la persona más buena del mundo pero quiero que sepáis que Marco está en buenas manos.

Gilberto se acercó y me dio un abrazo. En ese momento me acuerdo del último abrazo que me dio mi padre, hace 4 años, justo antes de venderme por sus deudas. Apreté fuertemente los ojos para no llorar. 

-Y nosotros queremos que sepas que también estás en buenas manos y que no te va a pasar nada ¿vale?

Asentí con la cabeza mientras volvíamos a poner rumbo a las escaleras para acudir a nuestros asientos. Igor me pasó una mano por los hombros y me apretó contra él, ni punto de comparación con los abrazos de Marco, pero igual de reconfortante. 

Cantamos el gol de Lucas como si de una final se tratase. Y no fuimos los únicos, todo el Santiago Bernabéu coreó el nombre de Lucas cuando marcó el gol, su celebración solo podía significar una cosa, estaba esperando un hijo. Y yo no podía esperar para darle la enhorabuena y hablar con él, desde que Marco le contó mi pasado no hemos vuelto a hablar. 

Fuimos directos al garaje cuando se pitó el final del partido, un empate era remotamente mejor que un partido perdido. 

-Prepararos porque esto va para largo - dijo Igor mientras sacaba el móvil y se ponía a leer los comentarios y estadísticas del partido - No sé cómo se las apaña que siempre es el último. 

Reí y yo cogí mi móvil para ver dónde estaba Emily y que se viniera con nosotros. Miré el whatsapp y la última conexión fue de hace apenas dos horas, antes del partido. Mateo le habría dado una entrada en otro sector diferente al nuestro, los familiares estaban repartidos en unos sectores determinados. 

Una hora después aparecieron los que faltaban, Marco, Isco, Lucas y Mateo. La cara de este último cambió cuando llegó a nosotros y no vio a Emily.

-¿No está Emily contigo? - preguntó en su perfecto español.

-No, me dijo que la habías dado una entrada pero he pensado que sería en otro sector porque no la he visto en todo el partido - contesté mientras comenzaba a sospechar de que algo había sucedido. 

-Voy a llamarla - sacó su teléfono y se separó un poco del grupo para hablar con ella.

Mientras, me acerqué a Lucas para hablar con él.

-Enhorabuena por el gol y por tu hijo o hija - el se rió y me abrazó. Lucas era una persona con el corazón enorme, nunca le he visto tener un mal gesto con ninguno de sus compañeros, ni aunque le saquen de quicio. 

Al separarnos continué hablando.

-Y espero que todo siga igual de bien entre tú y yo a pesar de... - pero no me dejó acabar, me volvió a abrazar. 

-Todo está bien, de verdad, sigo pensando que eres la misma chica que ganó el concurso y que cuando conocí se iba a comer el mundo - sonreí y le abracé aún más fuerte. 

-Pobrecillo chiquilla, que le vas a estrangular - siempre tenía que ser Isco quien rompiera los momentos bonitos. 

Todos reímos y me situé al lado de Marco mientras le pasaba una mano por su cintura y él por mis hombros. 

-No me lo coge - Kovacic llegó un poco asustado.

-Iré a casa, a lo mejor se ha puesto mala y decidió quedarse durmiendo, no te preocupes, de verdad - intenté calmarle pero sirvió de poco porque en el fondo yo también estaba asustada. 

-Voy contigo, te llevo yo y así me quedo más tranquilo - Mateo fue directo a su coche mientras me despedía de los demás. 

-Voy contigo - me dijo Marco mirándome con preocupación.

-No, te vas a ir con tu padre y tu hermano a casa, vais a pasar la noche en familia y mañana nos vemos. No va a pasar nada Marco, Emily es muy despistada y se habrá quedado dormida sin avisar de que no venía - no le convenció mi respuesta porque arrugó sus dos cejas y me miró con más intensidad - Marco, no pasa nada, de verdad - y le besé para que se quedara más tranquilo. 

No se quedó muy convencido, pero al final cedió y cada uno tomó una dirección. 

Llegando a la calle de mi casa saqué las llaves del bolso mientras abría la puerta del garaje para que Mateo aparcara dentro y no tuviéramos que dar mil vueltas para llegar. Teníamos dos plazas de garaje, mi coche estaba en casa de Marco, así que quedaba una libre. 

-Es en la primera planta, la plaza número 55.

Avanzó hasta llegar hasta ella y fue cuando todo se desmoronó.

-El coche de Emily debería estar ahí - señalé el hueco que había al lado de mi plaza.

Mateo y yo nos miramos y bajamos corriendo del coche. Quería abrir la puerta de casa y encontrarla tumbada en la cama y diciéndome que el coche lo había aparcado en la calle porque no tenía ganas de entrar al garaje o algo por el estilo. 

Pero no fue así. Cuando llegamos al rellano, la puerta del 2ºA estaba abierta, mi puerta, nuestra puerta. 

-¿Qué ha pasado? - no pude responder a la pregunta de Mateo, entré corriendo a casa y todo estaba patas arriba. 

Fui corriendo a mi habitación, abrí el armario, toda la ropa estaba descolocada y el mundo se paró, porque la caja fuerte estaba abierta, se habían llevado la hoja más importante para mí y ahora sabían que estaba viva. 

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora