"El partido"

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Narra Marco

Nos habían llegado noticias al vestuario de que el árbitro atrasaba el partido por lo que había pasado fuera del campo con los ultras. Cuando nos lo dijeron automáticamente pensé en ella, en Sam. Sabía que iba a venir y que estaría por los alrededores.

Por eso le mandé un mensaje enseguida. Al poco tiempo me contestó y seguimos hablando hasta que Zidane habló:

-Venga chicos, a calentar, vamos a ir tomando contacto con el campo. Ya sabéis, estiramientos, carrera y algunos toques y pases, no os esforcéis mucho, tenéis que estar a tope para el partido.

Guardé el móvil y me quedé con algo grabado en la cabeza "estamos al lado de vuestro banquillo".

Nada más salir al campo miré hacia allí y la vi sonreír, se estaban haciendo una foto. Llevaba puesta la camiseta del Madrid de la temporada pasada con mi nombre. No pude evitar sonreír y comencé a entrenar.

Empezamos con lo típico de unas pequeñas carreras cambiando la intensidad, de un lado a otro, repetir y repetir. Nuestros contrincantes acababan de salir al campo para entrenar. Ahora mismo lo único que necesitábamos era concentrarnos. Nos dividimos en varios grupos para pasarnos el balón y robárnoslo. Estaba deseando que empezara ya el partido, darlo todo de mí.

Por último nos tocó los tiros a puerta, mi parte favorita. Las faltas y los tiros desde fuera del área eran mi especialidad. La primera que lancé fue directa a la escuadra. Mis compañeros me aplaudieron y escuché como dos chicas de fondo gritaban gol. Me giré y sin duda eran ellas dos. Se habían levantado del asiento y todo, aunque cada vez me costaba más distinguirlas por el hecho de que la gente iba entrando y ocupando sus asientos.

-¡¡Al vestuario chicos, es la hora!!

Me dirigí a la zona de los banquillos y con disimuló volví a guiñarle el ojo a Sam que se dio cuenta y se sonrojó regalándome la mejor de sus sonrisas.

"Vamos, Marco, tienes que concentrarte" me repitió mi subconsciente varias veces mientras me cambiaba. Además jugaba como titular, no podía fallar al equipo ni fallarme a mí mismo.

-Todos sabemos que es un partido importante, nos estamos jugando un título pero sabéis que llevamos luchando por estar aquí desde que empezamos la Liga. Es nuestra oportunidad y no la vamos a desaprovechar. Ahora quiero que os pongáis vuestras botas y hagáis honor a este equipo.

Pusimos las manos en el centro y al unísono gritamos todos "¡¡Madrid!!".

Estaba lleno de orgullo, salimos al pasillo y esperamos a que el árbitro diera el permiso para salir a campo. Pegué un par de saltos en el sitio y me concentré.

Era todo o nada.

Narra Sam.

Estaban todos en el campo, 11 jugadores en una mitad y otros 11 en la otra. El árbitro pitó el principio de partido y el balón se puso en movimiento. Iba a ser un partido intenso.

Parecía que no había centro del campo, los balones pasaban de una portería a otra sin pasar por el centro y llevaban 30 minutos así.

-Tía, no van a poder seguir con este ritmo mucho más tiempo, tienen que marcar un gol ya y relajarse- me dijo Emily al oído y tenía toda la razón del mundo, pero yo estaba distraída en Asensio.

Corría por la banda derecha, directo a la portería contraria. Tenía a Isco y Cristiano entrando al área, no se lo pensó dos veces y centró. Un centro que iba derecho a la cabeza de Isco, lo único que tuvo que hacer fue saltar y marcar el gol.

Todo el estadio estalló en ruido. Emily y yo nos levantamos y nos abrazamos. Habían sido los primeros en marcar y eso era una gran ventaja. Y con ello, llegó el final de la primera parte.

Cogí el móvil y escribí un mensaje a Marco: "Tus pases no pueden ser más asombrosos". Dudé en enviarlo o no, seguro que habría hablado a muchas chicas más y luego simplemente con el paso de los días esas conversaciones quedaban en el olvido. Pero aún así, decidí enviarlo.

Emily se fue al baño lo antes posible, habría una enorme cola y tardaría lo suyo. Estaba deseando que empezara la segunda parte, y cuando lo hizo, Emily aún no había llegado y me preocupé. Los jugadores volvieron a salir al campo y pude ver que Marco miró a mi zona en cuanto salió, frunció el ceño y siguió corriendo hasta posicionarse en su lugar.

Habían pasado 5 minutos y Emily seguía sin aparecer. Me mosqueé y fui al baño a buscarla. No había cola ni tampoco había nadie en ninguno de los baños. A lo mejor nos habíamos cruzado o había ido a otro baño, así que decidí ir a mi sitio y esperarla allí.

El partido avanzaba, el marcador seguía igual y Emily no aparecía. Decidí llamarla un par de veces pero no me cogía el maldito teléfono. Cuando estaba apunto de hacer la tercera llamada a Emily, Isco le pasó un balón a Asensio que volvía a correr por la banda, dio el pase de la muerte a Ronaldo y marcaron el segundo gol. Intenté alegrarme, intenté saltar y gritarlo, pero estaba tan preocupada por Emily que ni podía.

Seguían pasando los minutos hasta el punto de que a penas quedaban 5 minutos cuando mi teléfono vibró. Pude ver el nombre de Emily en la pantalla y toda la tensión se liberó de mi cuerpo.

-Ya puedes tener una buena excusa para explicarme dónde estás - contesté al teléfono un poco cabreada.

-Perdón ¿Es usted la señorita Samantha? - una voz de una chica contestó al otro lado.

-Sí, soy yo ¿Ha pasado algo con Emily?

-Sí, verá, su amiga está en la enfermería del estadio, ha sufrido una bajada de azúcar y al desmayarse se dio un fuerte golpe contra el lavabo.

-¿Se pondrá bien, puedo ir a verla o algo? - me estaba poniendo muy nerviosa.

-Sí, tiene que acudir a la puerta de salida de emergencia de la planta en la que está usted, la esperaré yo misma.

-Vale, muchas gracias.

Colgué saliendo de allí, no sin antes mirar atrás y cruzarme con la mirada de Asensio que acababa de ser cambiado cuando apenas quedaban 5 minutos para el final de partido. Me miró confundido y yo solo pude negar con la cabeza y salir corriendo.

Necesitaba ver a Emily, saber cómo estaba. Pero no sabía que cruzar esa puerta iba a cambiar toda mi vida.

Déjame intentarlo. //Marco Asensio//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora