Capítulo 33: Desastre

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—Así que estabas acá —fue lo primero que se le ocurrió decir al chef

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—Así que estabas acá —fue lo primero que se le ocurrió decir al chef.

—Ho... hola Adriano... —respondió nerviosa. Después de todo lo que había pasado ese día lo último que quería era verlo hasta calmarse. Pero ahora con él ahí al frente no le quedaban muchas opciones. Es más, se preguntaba qué podría estar pensando después de prácticamente haber cortado la comunicación con él—. ¿Qué haces acá?

—Lo mismo pregunto yo. ¿Por qué no estás en el restaurante? ¿Sucedió algo grave? Estuve muy preocupado.

—Es.... Verás, es... una historia muy larga...

—¿Puedo pasar?

—Claro, pasa —ella abrió la puerta por completo mientras él entraba.

—Pensé que te había sucedido algo, un accidente, un asalto. ¿Le pasó algo a tu celular? Sigue apagado.

—Si, lo apagué.

—¿Por qué?

—No quería hablar con nadie hoy, no tenía cabeza para nada y solo quería apartarme de todo. Lo siento mucho, no quería preocuparte. Y también siento haber faltado al restaurante, puedes sancionarme, no hay problema. He sido irresponsable, pero en serio que no podía ir hoy a trabajar.

—¿Qué es lo que pasó? ¿Puedes contarme?

—Pues... —dudaba. Justo por eso quiso evitarlo todo el día, porque no sabía ni cómo empezar esa conversación. Quiso aclarar su mente para hablarlo con más calma al día siguiente, pero ya no podía retrasar el momento.

—Vi a Arnold saliendo de aquí —dijo él de pronto. Y por alguna razón le pareció notar molestia en su voz, celoso otra vez quizá.

—Si, me encontré con él y me acompañó. No me estaba sintiendo bien y lo notó.

—Entonces has estado con él mientras yo estuve preocupado por ti.

—Ehhh... tranquilo, ya sé por dónde estás llevando el asunto. No es nada de lo que piensas, solo me acompañó, fue amable, nada más.

—¿En serio? —odiaba cuando a Adriano le volvían los celos. Ya varias veces le aclaró que entre ella y Arnold solo había una amistad, pero igual lo notaba irritado cuando los veía conversando junto a Rachel en el restaurante. Y ahora parecía a punto de hacer una escena por eso.

—Si, Adriano, en serio. No sé qué te estás imaginando, pero no. Él no tiene nada que ver con el problema.

—¿Qué problema? Solo me contestas con evasivas y no entiendo qué pasa, ¿podrías explicarme por favor?

—Bien —respiró hondo, ya no había marcha atrás—. No hay forma bonita de decirlo. Fui con Cami a "The Palm Court", estaba por salir, pero se me acercó Sandra.

—¿Qué? —Ahora fue él quien se quedó pálido, Priss hasta temió continuar con lo que iba a decir.

—Cami se fue rápido y me dejó sola, yo ya iba a salir también. Nos preguntó cosas sobre el servicio, pero luego se sentó frente a mí y empezó a hablar. Me contó todo sobre ustedes. —Adriano seguía sorprendido por lo que acababa de escuchar, no reaccionaba. Su expresión era similar a la de Priss cuando abrió la puerta, quizá peor. Ahora ella sabía todo lo de su pasado, todo eso que él se había empeñado en ocultar. ¿Qué debía de estar pensando? Lo peor, eso era seguro. Quizá por eso lo evitó el día entero—. Lo siento... —dijo ella intentando contener las lágrimas—. No pude evitarlo ella hablaba, sacaba el tema, no paró de hablar.

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