Capítulo 51: Buenas nuevas

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—Sé qué podemos hacer —dijo Anne, aunque se veía pensativa

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—Sé qué podemos hacer —dijo Anne, aunque se veía pensativa. De vuelta a casa, Cameron le había contado todo acerca del encuentro con Sandra y con lujo de detalles. También enfureció de pensar lo que esa mujer tenía planeado y no quería dejarlo pasar—. Cam, no vamos a dejar que cumpla con sus amenazas.

—Por supuesto que no, Sandra está yendo demasiado lejos.

—Tenemos que hacerlo público antes que ella —sugirió Anne sin duda alguna—, y obviamente dejarla como la loca del cuento, mientras que Adriano y Priss salen como las víctimas, cosa que es verdad.

—Si, también pensé en algo como eso. Pero ya que Sandra trabaja para el hotel al menos en lo que es el área de organización de eventos...

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Pues que entonces Barbie también estaría encargado de su buena imagen. Y enfrentar a un hombre que trabajó para la CIA y que nos ha salvado en más de una, pues no me parece buena idea.

—Entonces hay que hablar con él, estoy seguro de que los directivos preferirán mil veces proteger la imagen de Adriano que a la de Sandra, ¿no piensas así?

—Sí, supongo que si le contamos todo lo que tiene planeado las cosas serán diferentes...—Pronto el celular de Cameron comenzó a sonar, y aunque al principio no quiso contestar, notó que era una llamada del organizador de eventos. Y sabía que si le colgaba o no contestaba iba a ser peor.

El asunto fue rápido, después de decirle que en unos días habría una boda y que si él podría otra vez encargarse del comedor, le hizo unas cuantas preguntas sobre con quienes trabajaría. No, esta vez no habían requerido al chef Hartmann pues los novios no tenían tanto dinero para gastar. Se atrevió a preguntarle si es que habían requerido a Sandra, si era así iba a tener que negarse pues no quería tener ni siquiera una relación profesional con esa mujer.

—Oh, ¿no lo sabes? —dijo el organizador—. Sandra ya no trabaja para nosotros.

—¿Renunció? —A Cameron le pareció que el asunto podría servir de algo, puso el celular en altavoz para que Anne también pudiera escuchar.

—No renunció, la echaron, ¿puedes creerlo? A mí también me pareció muy estúpido al principio, pero cuando me enteré porque...

—¿Y por qué fue? Si se puede saber, claro...

—¿Recuerdas que hace poco hicieron evaluaciones psicológicas a todos los trabajadores del hotel? Sí, fue en los tiempos en que nuestro querido chef Hartmann aún estaba en el hospital...

—Si, me acuerdo bien. —"Como todos los años", pensó Cam. Cada año en la misma fecha, el Plaza hacía ese tipo de evaluaciones físicas y psicológicas para su personal. Si estaban estresados, contentos, si tenían algún problema a tratarse, etc. Era algo casual y de rutina.

—Pues le salió un resultado de lo más horrible a Sandra, antes no había pasado por esos estudios con la excusa de que estaba de viaje. No sé bien, solo me han contado, pero decía algo de que era una mentirosa compulsiva, podía ser agresiva. Bueno, y esas cosas. Para variar, varios clientes de The Palm court presentaron quejas por malos tratos de Sandra en el restaurante, incluso a un grupo de japoneses que viene todos los años. Cuando llegó al despacho de "los de arriba" dijeron que lo mejor era separar a esa mujer del hotel. Las quejas y ese tema de que está media loca fueron suficiente. Qué pena, ¿no?

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