Capítulo 13: Visitas casuales

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La hora del almuerzo había pasado con éxito en The Oak Room, como siempre se podría decir

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La hora del almuerzo había pasado con éxito en The Oak Room, como siempre se podría decir. Los comensales se habían ido retirando poco a poco hasta que llegó el momento de cerrar la entrada principal y alistar todo para la cena. Adriano pasó la orden para lo que quería que estuviera listo antes de la cena y fue a su oficina a terminar algunos asuntos. Generalmente a esa hora la mayoría descansaba, comía algo y se retiraban pues otro turno empezaba.

Pero quienes nunca tenían descanso, aparte del propio Adriano, eran Cameron, Kate, la panadera y los demás chefs asistentes. Cameron se sentó en una de las mesas del restaurante y ordenó el cambio de la mantelería, felizmente ya no tenía que preocuparse del tema de la mantequilla pues las chicas del turno de la mañana lo habían dejado todo listo.

—Te ves aburrido —le dijo Kate acercándose a él con dos platos en una bandeja—. Adriano ya se encerró en su oficina y estoy segura de que no tiene intensión de salir, ¿qué tal si almorzamos juntos?

—Claro que sí, toma asiento. Y por cierto, así no se lleva una bandeja.

—¡Ah disculpa! ¿Y me puede decir el señor maître cómo es que se lleva una bandeja?

—Así —se puso de pie y ella le entregó la bandeja que sostenía con las dos manos, la tomó con una sola y la elevó a la altura de su hombro—. Esta es la forma correcta de llevar una bandeja, claro que falta ponerle copas, cubiertos y demás cosas que siempre llevamos.

—¿Sabes? Los mozos deberían aprender malabarismo también, no sé cómo lo hacen.

—Es cuestión de equilibrio y práctica —le dijo con una sonrisa—. Además a mí también me estresaría anda haciendo diseños raros solo para un simple almuerzo entre colegas —dijo mirando los platos perfectamente decorados.

—Llámalo costumbre también, ya sabes lo que dicen que todo entra por los ojos, si se ve bonito debe estar rico también.

—Y claro que no dudo de su sabor, así que con tu permiso... —cogieron a la vez los cubiertos y empezaron a comer lo que Kate había preparado.

Cameron decidió que la comida estaría más deliciosa si iba por una botella de vino, dijo que esta vez él invitaba y que ya indicaría que se lo descuenten. Bajó hasta la cava y buscó una botella que pudiera pagar, de buena calidad y además bien conservada. Trató de no demorar mucho y cuando llegó vio a dos personas entrando por el pasillo que daba del hotel hacia el restaurante. Las reconoció de inmediato, una era la joven de la recepción y la otra era Anne Marie. No imaginó que ella iría de visita a esas horas, pero le alegró verla ahí.

—Muchas gracias —le escuchó decir a Anne—. Yo esperaré aquí, Estelle, no te preocupes.

—No es nada —le dijo la chica sonriente—. Yo la sigo en Instagram hace mucho, también he leído su blog. ¡Me encanta! ¿Cuándo otra nota sobre maquillaje? Lo espero con ansias. —Ah vaya, aunque era Leggat la querían hacer Jenner. Si les había comentado que era algo conocida, pero ya vio qué tanto.

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