Capítulo 66: Reencuentro [Final]

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El ascensor se detuvo en el piso cuatro del edificio de Le Cordon Bleu

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El ascensor se detuvo en el piso cuatro del edificio de Le Cordon Bleu. Anne torció los labios, justo cuando iba apurada el ascensor paraba en cada piso. "No seas exagerada, acabas de subirte", se dijo al tiempo que las puertas se abrían y un grupo de cinco chicas entraron entre risas. Creía haberlas visto ya antes en una de sus tantas visitas a ese centro de estudios. Dos de ellas vestían con el clásico uniforme de cocina, supuso que las otras acababan de quitárselo. Iban riendo y bromeando, aunque se quedaron en silencio unos segundos al ver a Anne. Quizá pensaron que era una autoridad o una profesora y decidieron guardarse sus comentarios. Pero una de ellas siguió con la conversación.

—No, en serio, ¡les juro que lo amo! —Las demás asintieron y rieron haciendo algunos extraños gestos como si se estuvieran derritiendo.

—Es la única razón por la que te acompaño a tu clase de cata —dijo una. Anne sonrió sin querer, esas eran alumnas de Cameron.

—¡Pero es que es en serio! —agregó otra—. Es demasiado sexy para ser verdad, debe ser un espejismo de mierda, esas cosas no pasan en la vida real.

—Oye, pero tiene novia.

—Está comprometido, o algo así escuché por ahí —contestó la otra.

—Lástima por ustedes —dijo una de las que llevaba traje de cocina.

—¡Tú vives enamorada del chef Harmann! —le dijo una de las chicas sin uniforme y todas empezaron a reír. Otra sonrisa también se formó en su rostro, esas eran alumnas Adriano. Durante la ausencia de Priss, y con tanto tiempo libre, Cameron terminó convenciendo a Adriano que dicte al menos una clase práctica en Le Cordon Bleu. Obviamente fue aceptado y su clase era la más pedida. El mes pasado había cumplido el récord, según le dijeron. En cinco minutos ya no había vacantes para su curso, todo estaba ocupado. Así que después de todo esas chicas tenían suerte de tener a Adriano como su maestro.

—¡Pero si es divino! Si, jode todo el tiempo, es tan exigente que hasta estresa. ¿Les conté que desaprobó a medio salón? Lo maldijeron un rato, pero igual yo lo amé. Es más que un gusto, ¡lo amo! Y como conoció a su novia por aquí...

—Sigue soñando, babosa —le dijo una dándole un golpe en el brazo.

—Es lindo en serio, y creo que piensa que tengo futuro. La otra vez me insinuó eso y casi lloro.

—Es una fan enamorada, no le hagan caso. —El ascensor de detuvo en el piso ocho y las jóvenes bajaron todas juntas entre bromas y risas. Bueno, Anne no podía culparlas por escoger a esos dos como sus amores platónicos. Si eran encantadores después de todo.

Había sido un año increíble para The Oak Room, para Cameron y Adriano sus carreras profesionales sí que habían florecido. El Hotel Plaza había propuesto ampliar el restaurante pues había demasiadas reservas que se hacían con meses de anticipación. Adriano había perfeccionado su técnica mucho más. Quizá era porque se estaba centrando solo en el trabajo durante la ausencia de Priss. Él mismo creyó estar haciendo lo mismo que hace años cuando pasó todo aquello con Sandra, que era ocuparse en su trabajo y en nada más. Pero pronto se convenció que estaba equivocado, era diferente. Claro que estaba concentrado en el restaurante, en sus innovaciones, en agregar nuevos insumos y todo eso. Pero también estaba la familia, los amigos, sus clases en Le Cordon Bleu y su relación con Priss.

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