Pasó buen rato hasta que consiguió calmarse un poco. Lo invadió una vez más esa culpa por la muerte de su hijo. Aunque por años le habían dicho que no tenía por qué sentirse mal, él nunca había podido evitarlo. Eligió un mal momento para decirle sus verdades a Sandra, y eso provocó de cierta manera la muerte del pequeño. Era su culpa, nadie iba a convencerlo de lo contrario.
Daniel le alcanzó a Cam un vaso de agua con un relajante que ya tenía preparado pues imaginaba que Adriano no iba a tomar muy bien la noticia. Él tomó la píldora, secó sus lágrimas y se quedó en silencio. Quizá lo peor ya había pasado.
—¿Ya estás mejor? —preguntó Daniel y él solo asintió—. Entiendo que es terrible todo esto, pero debemos actuar pronto y lo sabes. Sé que no podemos dejar las cosas así, mientras antes nos pronunciemos mejor.
—Quiero denunciarla —dijo al fin, aunque no lo miraba, no miraba a nadie en realidad. Tenía la cabeza gacha y estaba sumido en sus pensamientos.
—Bien, nosotros nos encargaremos —continuó Daniel—. ¿Quieres emitir algún comunicado a la prensa?
—Supongo que eso podemos hacerlo nosotros, ¿verdad? —dijo Cameron—. Es muy pronto aún, prepararemos algo preliminar y mañana cuando esté más tranquilo le da su visto bueno y lo enviamos.
—Sí, suena mucho mejor. Adriano, buscaré un buen abogado que te verá en un par de días, ¿si? —le dijo Daniel, pero este no contestaba. Seguía silencioso y pensativo, no lucía nada bien.
—Quiero ir a casa —les dijo el chef después de un rato de silencio—. De verdad, no quiero saber nada, solo quiero ir a casa.
—Por supuesto. El mismo agente que te trajo te llevará —contestó Daniel—. Nos vemos luego, Adriano. La verdad siento mucho todo lo que está sucediendo.
—Yo lo acompaño —dijo Cam poniéndose de pie. Salieron de la oficina sin decir nada, fueron al estacionamiento donde el guardia de El Plaza que lo recogió del aeropuerto esperaba. Adriano entró al auto sin decir nada, aunque se opuso a que Cameron lo acompañara.
—Quiero estar solo —le dijo con firmeza, hasta ya parecía más lúcido—. Tengo que pensar, tengo que estar tranquilo. Sé que quieres ayudarme, Cam, pero en verdad tengo que hacer esto solo.
—No creo que sea buena idea —le dijo. Quizá debería llamar a Priss y pedirle que vaya a verlo, tenía la seguridad que ella era la única que podría calmarlo.
—Me voy solo —repitió seguro.
—Está bien —dijo apartándose. Después de todo, estaría acompañado del guardia y en casa lo esperarían. No podía pasarle nada—. Iré a verte más tarde o mañana, ¿si? —asintió sin mirarlo, Cameron cerró la puerta y lo dejó partir. Qué terrible situación.
"Tengo que hacerlo solo", se dijo Adriano mientras el auto arrancaba. Aparte del dolor que sentía por lo pasado y la culpa de todo, había algo más. Jamás dejó que lo dominara, quizá siempre lo sintió, pero lo enterró junto con todo lo demás cuando decidió sacarse de la cabeza todo el tema de su hijo. Y eso era el rencor hacia Sandra, el odio que sentía por ella.
ESTÁS LEYENDO
Calidad Total
Ficción GeneralPriscila ha encontrado el trabajo de sus sueños, su nuevo jefe hará su vida miserable y ella tendrá que demostrar que es una chef de calidad total. Secretos, intrigas y amores inesperados... Es lo que encontrará en El Plaza. *** Priscila Hudson sue...