Capítulo 39: Huida

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—Priss, ¿qué carajos estás haciendo? —le gritó Rachel

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—Priss, ¿qué carajos estás haciendo? —le gritó Rachel.

—¿Qué?

—¡Qué haces! Estás cortando la cebolla en juliana, ¡es para el aderezo! —Solo entonces la chica reaccionó. Estaba preparando la cena junto con Rachel cuando se quedó pensando en otras cosas. Como qué iba a ser de su vida si no conseguía trabajo pronto. Pero más que eso, en la visita que le hizo a Adriano, aunque no pudo verlo.

—Oh... lo siento... —No podía creer como se le había pasado algo como eso. Cortar la cebolla para aderezo en juliana, por tonterías como esas descontaban sueldo a algunos chicos en The Oak Room—. Es que me quedé colgada pensando, ¿qué me decías?

—Te decía que el tipo de la suite ejecutiva estaba más bueno que el pan. Es más, con su propina estamos cenando hoy, así que esto será en su honor.

—Chistosa. —Una tercera voz entró en escena. Arnie también estaba ahí ayudando a picar unas verduras. Después de todo lo que pasó desde el incidente en casa de Priss, hablaron un par de veces hasta que por fin se reconciliaron "como amigos" una vez más. Y Arnie estaba ahí esa noche por petición de Rachel, quien le pidió que vaya para animar un poco a la chica.

—Si, quizá esté exagerando. El hecho es que el tipo estaba bueno y ahora Priss intenta arreglar la tontería que hizo con la cebolla.

—¡No te burles! —dijo ella entre risas—. Es solo que se me pasó, ¿si? —decía mientras intentaba hacer el brunoise para el aderezo.

—Olvídalo, tenemos que terminar esa salsa en menos de media hora si queremos que todo salga a tiempo, así que apúrate.

—¡Ay por favor! ¿Te olvidas con quién estás hablando? —contestó sonriente. Por alguna razón Rachel la encontraba un poco más tranquila que días anteriores. Quizá era porque estaba en la cocina, eso siempre terminaba por animarla. Estaba pensando en eso cuando su teléfono empezó a sonar. Nadie le prestó mucha importancia, así que ella contestó de lo más normal.

—Diga...

—Rachel, soy Cameron —dijo la voz del otro lado.

—Hola, ¿qué tal? Milagro que me llamas.

—Tengo que hacerte una pregunta, es urgente. Dime, ¿Adriano no ha ido por ahí?

—¿Qué? —preguntó sorprendida. Algo estaba pasando—. No creo que pueda hablar de eso ahora, tengo visita.

—¿Está Priss ahí?

—Ajá... —Del otro lado, Cam sabía que tenía que ser muy puntual con sus preguntas. Lo mejor era que Priss ni se entere de lo que pasaba.

—Bien, ¿Adriano sabe dónde vives?

—No lo creo

—¿Y tu teléfono?

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