Día 11.

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Vistiendo kigurumis.

A Yoo Kihyun le encanta pasar el rato con sus alumnos en el jardín de infantes, mañana y tarde conviviendo con adorables niños de cuatro, cinco o seis años de edad. Él está sumamente feliz de tener ese hermoso trabajo, ya que no solo se encarga de enseñarle lo típico a los niños de ser respetuosos con las personas y a compartir o ser ordenados, sino que también les va enseñando pequeñas cosas educativas mediante juegos, como sumar, restar o leer. Y los niños disfrutan de eso.

Pero claro, al tratarse de un hombre quien es maestro en un jardín, las madres al comienzo desconfiaban completamente de Kihyun. Esto, obviamente desanimó un poco al chico, pero sin embargo seguía recibiendo a los niños con una amable sonrisa. Todo esto fue así hasta que finalmente tomaron confianza con el joven luego de ver cómo sus hijos estaban entusiasmados y cambiaban un poco sus malas actitudes. Estaban fascinadas.

Yoo siempre tiene varios juegos preparados para ellos, luego les prepara una leche con chocolate y galletas mientras dibujan o les lee un cuento. 

Es sencillamente increíble la paciencia que tiene con los niños, pese a ser una persona muy fácil de hacer enojar. Y es como si tuviera veinte pares de ojos, uno encima de cada uno de los niños. Mucho peor que una madre. Sabe cómo tratar con ellos de manera tan perfecta, que con solo decirle las cosas claras y de buena manera cada vez que alguien hace algo malo, muy rara vez vuelve a repetirse.

Si hay algo a los niños que les gusta de su maestro Kihyun, es que muchas veces siempre tiene una pequeña sorpresa preparada para ellos. Como el día de hoy, que él llamó hace dos días a uno de sus amigos, Shin Hoseok, para hacer la pequeña actuación de un cuento para niños. Su invitado especial, del cual sus alumnos no tienen idea de absolutamente nada, está emocionado al actuar para unos pequeños niños, pero a la vez no puede evitar sentir algo de miedo acerca de lo que Kihyun pueda llegar a tener en mente.

—Ponte esto.—le dice el menor tendiéndole una tela rosa ya estando en el jardín de infantes y Hoseok lo toma algo confundido, desdoblando la tela para ver de qué se trata.

—¿Un kigurumi de conejo rosa?—pregunta.—¿Desde cuándo son rosas? ¿Qué diablos consumen los que crean estas mierdas?

—Solo póntelo.—pide Kihyun tomando su vestimenta de la mochila, que es un kigurumi de hámster, o eso aparenta ser.

—Esto va a ser muy ridículo...

—Tú eres amante de lo ridículo.—señala Yoo, poniéndose el kigurumi sobre su ropa. Ambos chicos se encuentran en el baño de profesores.—Juro que te devolveré el favor.

Hoseok sonríe pícaramente. 

—Nada sexual.—impone el de cabellos grises sabiendo los sucios pensamientos que su amigo -con muchas comillas aquí, por favor- tiene en esos momentos.

—¡Esto no formaba parte del trato!

—No hay ningún trato...

—¡Voy a perder mi dignidad por tu culpa!

—¿Al menos existe esa palabra en tu diccionario?—Kihyun sube el cierre de la ropa y abrocha los grandes botones blancos para después poner sus manos a los costados de sus caderas.—Ahora ponte el maldito traje de una puta vez.

—¿Con esa boca educas a tus alumnos?—cuestiona Hoseok haciendo una mueca de desapruebo.

Kihyun decide pasar de largo aquella pregunta tan estúpida, como siempre suele hacer cada vez que no quiere partirle una silla en la cabeza a su mayor, fingiendo que no ha dicho nada.

—Debes pensar un nombre para tu personaje.—comenta Kihyun.

Hoseok comienza a ponerse al fin el traje, al igual que el menor, sobre la ropa.

30 One-shot Challenge [KiHo] [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora