3.

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Taehyung.

Jimin está muy contento de que volveré a la escuela. Él está dispuesto a ir por mi, estar conmigo en sus tiempos libres y sí, se puede, llevarme a casa todos los días.

No sé qué hubiera sido de mi sin él, sin sus visitas, sin sus palabras, sin sus abrazos.

Le debo mucho.

Hace un par de días hablé con él para que venga por mi para ir a la universidad. Antes de la muerte de mi padre, pretendía estudiar pintura en la universidad, debido a que mi padre desde que yo era un bebé me incluyo en cualquier actividad que tenía que ver con el arte, y también porque él era pintor.

La pintura de a poco me ha llevado a un estado de enamoramiento. Durante el tiempo en que estuve deprimido me mantuve pintando como un loco. No son pinturas buenas, pues esas obras sólo demuestran la frustración que me invadió esos días, pero no pensé en pintar bien, sino solamente en tener algo con que distraerme.

Sin embargo, ahora debo esforzarme para lograr mi sueño de ser pintor, quiero ser tan bueno como mi padre solía serlo.

Suena el despertado que me saca de la nube de mis pensamientos. Me levanto con pereza e intento arreglarme para la universidad. Tomó lo primero que encuentro en mi ropero y me visto cómodo; un par de jeans y una sudadera cumplen esa función.

Pretendo no presionarme, pues es el primer día.

Al observarme al espejo noto que mis ojeras están desapareciendo. Sin embargo, he perdido un poco de peso y mi cabello se encuentra más largo de lo normal. Hago un ligero de puchero y pienso que no es momento de lamentarme por mi apariencia.

Desde mi habitación escucho que él timbre es tocado. Supongo que es Jimin.

Tomo una pequeña mochila y meto unas cuantas libretas y bolígrafos. Antes de salir de casa mi madre me espera en la sala para darme un abrazo de despedida.

—¿Estás seguro de esto, Tae?—. Dice mientras recorre mi cara con sus manos y nos dirigimos a la puerta.

—Sí, mamá. Tranquila—. Sonrío tratando de ocultar los nervios—. A papá no le gustaría que me quedara en mi cuarto sobre un mar de lágrimas.

—Tienes razón. ¿Sabes, mi vida? Él estaría muy orgulloso de ti en estos momentos.

—Lo sé, mamá.

Limpio algunas lágrimas que quieren escapar de mis ojos, mi madre siempre logra darme fuerzas. Nunca nadie podrá negar que mi mamá es la persona más fuerte de este mundo.

Por algo papá se casó con ella.

Al salir de casa, Jimin se encuentra en la puerta, luce tan tranquilo como siempre; una gran sonrisa decora su rostro, esa sonrisa que llena cada rincón de mi.

—¡Mi Taeeeeee!—. Grita levantando los brazos, haciendo a mamá reír desde dentro de la casa.

Está espiándonos, como siempre.

—Tan ruidoso como siempre, Mochi—. No me contengo y voy a darle un abrazo, uno de esos abrazos que te reparan por pedacitos—. Gracias por estar aquí.

—No hay de que mi Tae. Vamos.

Rumbo a la escuela hablamos de muchas cosas; sobre cómo me siento por volver a la escuela y si pretendía retomar las clases de pintura.

Adoro estar con Jimin, él consigue alejarme de todo lo malo o de lo mal que me llego a sentir, lo quiero.

Al llegar al campus todo luce tranquilo. Había olvidado lo hermosa que es la escuela, me encantan las flores y el árbol de cerezos que Jimin y yo adoramos está más grande.

En el centro del campus se encuentran chicos practicando baile, otros bromeando con sus amigos y unos cuantos dormidos profundamente sobre el pasto.

Realmente espero poder estar bien de nuevo, odiaría la idea de que mis amigos me vean mal de nuevo.

Entonces recuerdo que le mencioné a mis amigos que volvería. Pero estos días no puedo verlos, debido a lo apretados que están nuestros horarios.

Me detengo por unos segundos. Estoy nervioso y muerdo mis labios buscando calmarme. Jimin lo nota de inmediato.

—Hey, Tae. Tranquilo, es la escuela, te acostumbrarás y yo estaré contigo.

Suspiró—No se que haría sin ti.

—Ya te hubieras aventado de un puente.

—Ay, gracias, Mochi—. Me rió, hace mucho tiempo no lo hacía, pero Jimin es demasiado adorable—. Me voy, te veo luego—. Lo abrazo para después alejarme de él.

—¡Taehyung—. Grita Jimin cuando ya me encuentro caminando hacia mi salón y pretendo ignorarlo, pero nadie debe ignorar a Park Jimin—. ¡KIM TAEHYUNG! ¡TAEEEE!

—¿¡QUÉ!?

—¡TE QUIERO!

No puedo evitar sonrojarme—. Idiota.

𝑺 𝑶 𝑼 𝑳  🍁  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora