37.

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Taehyung.

—¡Jimin, para!—. Rio cubriendo mi rostro para evitar que caiga harina en mi ojos.

—No seas aguafiestas, TaeTae.

Jimin toma otro puño de harina y lo lanza con fuerza contra mi. Entra un poco de ella en mi nariz y comienzo a estornudar.

Debí haberme quedado en casa. Sin embargo, tras cruzarme con Jungkook en la universidad ayer, una sensación de melancolía me hizo compañía todo el día. Por ello, le pedí a Jimin quedarme nuevamente con él. Él accedió rápidamente, de modo que no tuve que emplear ningún esfuerzo para convencerlo.

La noche había pasado en calma. Dormir con Jimin siempre lograba tranquilizarme. Había algo en la forma en que acariciaba mi cabello por la noche que me hacía caer profundamente dormido. Era impresionante.

En la mañana al levantarnos, Jimin me había sugerido hacer el desayuno juntos, como en los viejos tiempos. Sabía cómo íbamos a terminar, pero no esperaba terminar con tanta harina dentro de mi nariz.

Hacer el desayuno con Jimin siempre ha terminado en desastre desde que éramos pequeños. En varias ocasiones terminábamos siendo reprendidos por nuestros padres por el desorden que creábamos.

Ahora que somos mayores no hay nadie que cuide de nosotros, así que podemos hacer estupideces libremente. Eso resulta ser alentador y divertido.

—¿Quieres matarme con la harina? Mierda, duele—. Pregunto una vez que la harina comienza a hacer estragos dentro de mi nariz.

—Que sensible, Kim.

—Cállate.

Jimin toma un pañuelo y lo moja un poco, después lo exprime y se acerca a mi.

—Ven, te limpiaré.

Él toma mi muñeca y su rostro queda a centímetros del mío. Sonríe y sus ojos quedan como medias lunas. A veces me pregunto si puede ver cuando sonríe. Empieza a deslizar el pañuelo desde mi frente hasta mis mejillas. Delinea con delicadeza mis párpados y mi mandíbula. Se toma su tiempo para limpiarme. Cuando termina aprieta mis mejillas con afecto.

—Mi turno—. Digo cuando Jimin se deshace del pañuelo.

A diferencia de Jimin, yo limpio su rostro más rápido, pues no soy tan paciente como él. Sin embargo, me entretengo más de lo necesario en limpiar sus mejillas. Éstas son muy suaves y, aunque Jimin es delgado, siempre han estado rellenitas. Parece como si una bolita de masa hubiera sido colocada en cada una de ellas. Las observo con detalle hasta que la voz de Jimin me distrae.

—No me molestaría que me observaras lo que queda del día, pero debemos desayunar.

Mis manos se alejan bruscamente de su rostro—. Lo siento.

—No te preocupes. Vamos a sentarnos.

El desayuno pasa con calma. Jimin y yo nos mantenemos conversando de los temas que se nos vienen a la mente. Siempre ha sido reconfortante hablar con él. Nuestras mentes parecen estar conectadas de una forma que ninguno de los dos entiende y tampoco nos interesa hacerlo.

—Quería preguntarte algo, TaeTae.

La gran porción de fruta que coloque en mi boca me impide hablar—. ¿Mmm?

—¿Qué harás con el retrato?

Su pregunta obviamente me toma por desprevenido—. ¿De qué hablas?

—Sé que lo estabas haciendo de Jeon. El idiota se la paso alardeando un tiempo sobre eso con Hoseok.

—¿Y?

—Ahora que parece que terminaron, ¿cómo lo harás?

—No lo había pensado, Jimin.

Él alza las cejas con sorpresa—. Deberías saberlo, quedan pocos meses para salir y ambos sabemos que mostrar ese proyecto es importante para ti.

—Lo sé, no tienes que decirlo. No falta mucho para que lo termine.

Casi olvidaba que debo concluir el retrato de Jungkook. Quizá pueda pedirle que vaya a casa para que pueda terminarlo. ¡No, Tae! No sabría qué hacer si los dos estamos solos en casa. Quizá pueda terminarlo sin su ayuda. ¡Sí! Quizá sea lo mejor.

—Lo extrañas, ¿cierto?—. Pregunta Jimin haciéndome ahogarme con el jugo.

—¿Qué?—. Carraspeo—. No.

—De nada sirve que lo niegues. Te conozco, TaeTae. Sé que lo haces.

—¿A qué quieres llegar con esto?

—No lo sé. Tal vez si lo extrañas tanto deberías hablar con él.

—¿Eso crees?

—Mira, sé qué tal vez no es asunto mío y ver su cara me irrita demasiado. Pero, no sé. Las veces que se ha acercado a ti lo he notado tan... arrepentido. ¿Fue muy malo lo que hizo para que estén así?

—Jimin...

—No tienes que contarme. Pero es raro. Estaban muy bien y, de repente se dejaron. Créeme que no me faltaron ganas de golpearlo, pero sabes que siempre he sido neutral. Sabes que te apoyo, pero como amigo también es mi deber decirte qué tal vez la estás cagando.

—Yo...—. Arrastro mis manos por la mesa hasta alcanzar su borde—. Hablaré con él, pero no ahora. Necesito tiempo.

—Sólo no tomes más del necesario, TaeTae.

—No lo haré. Gracias, Jimin.

—Descuida, TaeTae—. Su mano se desliza para tomar la mía—. Sólo quiero que estés bien y no te equivoques.

—Es inevitable no equivocarse, Jimin.

—Lo sé, pero también es opcional.

—Debiste ser un maldito psicólogo.

Él ríe—. Ew, no. Con tus problemas y los míos tengo suficiente.

—Bien. Veamos más películas mientras comemos helado, ¿si?—. Juntos mis manos y las coloco debajo de mi mandíbula.

Jimin cubre sus ojos mientras ríe—. No me mires así.

—¿Cómo?

—Con la mirada de un cachorrito hambriento. Luces jodidamente adorable cuando haces eso.

Lanzó un guiño levantándome de la silla—. Ser adorable es mi negocio.

—Vamos, señor adorable—. El brazo de Jimin se cruza por mis hombros—. Veamos todas las películas de Disney para que te escuche cantar.

—Joder, sí.

Definitivamente, Jimin es un ángel guardián con abultadas mejillas.





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Hola y adiós.💖

𝑺 𝑶 𝑼 𝑳  🍁  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora