20.

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Jungkook.

Cada día es un ciclo desde que tengo memoria; llegar a casa después de la escuela, ver a mi madre aún con los moretones del día anterior que le ha causado mi padre, encerrarme en mi habitación hasta escuchar gritos procedentes de la cocina y a su vez, escuchar a mi madre rogando una y otra vez a mi padre que se detenga.

Nunca pude hacer nada, mis brazos siempre se congelaban mientras la furia llena cada espacio de mi mente.

Un día simplemente no lo soporto más, salgo de mi recámara con el propósito de defender, aunque sea una vez, a lo que más adoro en ese momento. Tomo grandes respiraciones mientras bajo las escaleras y los gritos comienzan a hacerse más fuertes. En un abrir de ojos me encuentro frente a él, recibiendo golpes que van dirigidos a mi madre, pero que ahora calan en mi piel debido a que me coloque sobre ella.

—Jungkookie... ¿por qué?

Pregunta mi madre al mismo tiempo que acaricia los hematomas que colorean mi cuerpo y grandes lágrimas recorren sus mejillas.

—Te prometí que siempre te voy a cuidar.

—Pero no de esta forma, Jungkookie.

Me toma en brazos para llevarme a mi habitación, a pesar de que ella apenas se puede mantener en pie. Con cuidado me tiende sobre la cama para después quitarme cada prenda e ir por un pañuelo para limpiar los restos de sangre que hay en mis labios, a causa de que uno está partido.

Los golpes no duelen tanto si mi madre los toca, su toque puede curarme por completo y su voz me sirve como analgésico.

—No vuelvas a hacer esto—. Ruega con voz quebrada.

—¿Por qué permites que te lastime?

—No lo sé, Jungkook.

—Vámonos de aquí, mamá. Por favor—. Ruego tomando sus manos entre las mías y apretándolas tanto como mi fuerza me lo permite.

—No es tan fácil, Jungkook. Si nos vamos no tendremos nada.

—Nos tendremos a nosotros, por favor.

La puerta de mi habitación empieza a ser golpeada con demasiada fuerza y la voz que menos quiera escuchar suena detrás de ella.

—¡¿En dónde está ese hijo de puta, eh?!

Las manos que sostengo tiemblan y labios se abren sin emitir ningún sonido. Los ojos de mi madre son la máxima expresión de miedo cuando voltea a verme.

—Debo salir, Jungkook.

—No lo hagas, mamá. No... quédate conmigo, por favor. Él... él va a herirte, no lo hagas—. Sostengo uno de sus brazos atrayéndola hacia mi.

—Jungkook, déjame salir, te prometo que nos iremos de aquí, pero déjame salir.

—¡Mamá, no me hagas esto, no te hagas esto!

—¡Jungkook!—. Escucho mientras agitan mi cuerpo— ¡Jungkook, despierta!

Mis párpados se abren con pesadez, sintiendo una débil luz caer sobre ellos. Cuando mi vista se aclara puedo ver unos ojos preocupados fijos en mi; aún se encuentra oscuro, lo cual significa que no ha pasado tanto tiempo desde que Taehyung y yo caímos dormidos después de hacer el amor. Incluso aún hay algunas cosas sobre el mantel qué Jin me ha prestado.

—Dios, Jungkook. ¿Qué pasó?—. Pregunta Taehyung soltando un gran suspiro y acariciando con cuidado las hebras de mi cabello.

—Tuve un sueño... no fue nada.

𝑺 𝑶 𝑼 𝑳  🍁  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora