35.

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Taehyung.

—Vamos, TaeTae—. Jimin palmea suavemente mi espalda para levantarme de la cama.

Abrazo con fuerza la almohada—. Cinco minutos más.

Jimin ríe mientras recoge un par de cosas del suelo.

—No dejaré que te quedes en cama todo el día. Venga, levántate.

—¿Puedes dejarme en la cama para morir?

La cara de Jimin se torna seria, su mandíbula parece tensarse y echa su cabello hacia atrás como cuando algo le desespera—. No, Taehyung. Prepararé el desayuno, te quiero en la cocina en unos minutos. ¿Escuchaste?

Asiento moviendo la cabeza.

—Bien. Vendré por ti si tardas y te golpearé con la almohada.

—Que dulce, Jimin.

Él sale de la habitación segundos después. Alcanzo a escuchar como baja las escaleras.

Restriego mi rostro contra la almohada. Me siento sobre la cama y me congelo, mi vista se pierde en el desastre que hice la noche anterior.

No sé cómo sentirme respecto a Jungkook. Sé que los días que vienen serán difíciles y no sabré cómo responderle a mamá cuando pregunte por su ausencia. Quizá le diga que se mantendrá ocupado en la escuela, ella no debe enterarse del tema de mi padre. Probablemente ella terminaría destrozada y es lo que quiero evitar.

Muy en el fondo de mi mente deseo que Jungkook se encuentre bien. Sin embargo, no deseo verlo, ni cruzarme en los pasillos de la escuela con él. Tampoco planeo comenzar a ausentarme en la escuela, pues esa no es una forma de sobrellevar las cosas. Mi padre siempre me enseñó a enfrentar los problemas de forma sana, aunque la noche anterior tal vez no fue así.

Tengo que distraer a mi mente de cualquier pensamiento que involucre a Jungkook. Es lo correcto, por ahora al menos.

Después de unos minutos escucho a Jimin llamarme desde la cocina. Es mejor levantarme para evitar que él suba.

Suelto la almohada que llevaba en brazos y gateó a la orilla de la cama. Mis pies tocan el suelo y lo percibo frío inmediatamente, pero ahora quiero andar descalza por toda la casa y por ello no busco unos zapatos.

Mis manos se pasean un rato por las sábanas y recuerdo todas las noches en las que Jungkook y yo nos entregamos sin miedo. Mis oídos se llenan de las promesas dichas en esas noches, los gemidos que expresaban el placer puro y los sentimientos confesados en medio de ellos.

Mi mente me traiciona, como siempre.

Me levanto y camino en dirección al espejo. Las lágrimas secas marcan un recorrido por mi rostro, las limpio con el dorso de mi mano.

Abro la puerta y salgo de la habitación. Tampoco me dan ganas de estar tanto tiempo en ella.

Cuando llego a la cocina Jimin se encuentra acomodando los platos y sus ojos se enfocan rápidamente en los míos. Él sonríe para después seguir con su tarea.

—Ya estaba a punto de ir por ti.

Rio bajito arrastrando una silla para sentarme—. Aquí estoy.

—Hice café, sé que no te gusta, pero sería bueno que tomaras un poco.

—Está bien.

Jimin toma una taza del estante y sirve un poco de café.

—Bébelo—. Dice estirando la taza hacia mi—. Puedo endulzarlo un poco si sientes que está muy cargado.

𝑺 𝑶 𝑼 𝑳  🍁  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora