How did I meet you (Frank)

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Qué mañana tan soleada. La odio. Lo que más me molesta es tener que salir de casa y tener que trabajar tan duro por un sueldo obscenamente precario. Mi carrera como escritor iba muy mal, todos se creían superiores solamente porque ya habían publicado uno que otro poema en los periódicos locales, yo trabajaba en mi libro y escribía de vez en cuando letras de canciones. Mi banda anterior se había separado, dejándome en la nada y con pocas ganas de volver a tocar, pero conocí a unos chicos interesados en la música y eso me animó a seguir. Decidí no dejar el trabajo, puesto que era mi único ingreso seguro (aparte de alguna donación de caridad que me hacían mis padres) así que en las mañanas trabajaba en el periódico y en las tardes -hasta la noche- me dedicaba a la música. Conocí a Gerard el año pasado, era mi primer día y se mostró muy amable conmigo, me hizo saber su afición al canto algunas semanas más tarde, después de unos tragos en mi casa; trajo a su hermano quien estaba aprendiendo a tocar el bajo y a Matt, su amigo de toda la vida que era un excelente baterista, yo llevé a Ray, que se entendía muy bien con la guitarra al igual que yo. Decidimos hacer algunos ensayos de práctica y al ver que nos iba bien con la voz y los instrumentos, seguimos tocando en mi sótano, ya casi completamos un año de conocernos. 

Era viernes y queríamos despejar nuestras cabezas con algo de diversión, recibí la llamada de Scott, un viejo amigo de la escuela que nos invitaba a la casa de uno de sus amigos, nos dijo que el lugar estaba libre de padres y que podíamos beber ahí lo que quisiéramos. Llamé a la banda y los únicos disponibles fueron Ray y Matt, así que me los llevé para empezar nuestra noche de alcohol. La casa era grande y muy elegante, al parecer la gente que vivía ahí era adinerada así que me dirigí directamente a la cocina para buscar las botellas, supuse que tendrían tragos caros y no iba a perder la oportunidad de tomarme una buena bebida. 

-¿Qué diablos haces?-la voz de una chica me sobresaltó, haciendo que una botella de Bourbon cayera de mis manos.

-¡Mierda! ¡Mira lo que me hiciste hacer!

No había caído en cuenta lo hermosa que era la chica, pero estaba más concentrado en el desastre que había ocasionado. El líquido marrón se esparcía descaradamente por una lujosa alfombra y yo sentía pena por el licor, era demasiado costoso para ser desperdiciado de esa manera.

-¡Eso te pasa por querer robar en mi propia casa, ahora tendrás que pagar esa botella!

-¿Qué estás diciendo? ¡Tendría que trabajar meses para poder comprar una de éstas!

-¡No es mi problema!

La chica se alejó moviendo su largo cabello y balanceando sus pronunciadas caderas. Miré el desastre a mis pies y me dispuse a recoger los pedazos de vidrio que se esparcían por el piso, estaba enfadado pero tenía que disipar mi ira antes de salir al salón porque si llegaba con ese humor, iba a terminar arruinando la noche. Cuando por fin acabé de limpiar, me encontré con los chicos en la sala. Todos hablaban de música y parecían contentos así que decidí que también quería estarlo.

-¡Muy bien chicos! Es hora de empezar a beber como se debe. ¿Quién me ofrece un trago?

-¿Tienes la valentía de pedir un trago después de haber quebrado la botella favorita de mi padre?

Era la chica otra vez, empezaba a volverse molesta. 

-No le hagas caso-dijo quien supuse era el otro dueño de la casa-está más borracha de lo que parece, llegó hace unos minutos de tomar mojitos. 

-¿Con que mojitos?-dije-eres de paladar exquisito entonces.

-¡Obvio, tengo un gusto mucho mejor que el tuyo!

Todos rieron y yo me quedé encantado con su respuesta. No era una de esas chicas que se ofendía por algo simple y tampoco parecía gustarle que la reten, así que fue exactamente lo que hice. 

Life on the Murder SceneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora