Death is a bitch (Nina)

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Salimos de mi apartamento y decidí que necesitaba algo de comer antes de hacer lo que sea que fuésemos a hacer. Lleve al demente a un callejón de comidas asiáticas que estaban a dos calles de mi casa. Curiosamente me la estaba pasando bien, parecía que Joseph empezaba a agradarme y creía que todo iba a funcionar. Me relajé, disfruté de mi salteado de verduras mientras charlaba amenamente con Joseph.

Después de cuarenta minutos de comida y charla, decidimos que era hora de irnos.

-Creo que antes de ir a casa de Gerard, debo pasar por mi casa-dijo él, mientras me entregaba las llaves de mi coche-Hay algunas cosas que vamos a necesitar.

-Está bien-dije, entrando al coche-Siempre y cuando no vayas a sacar un arma, todo bien.

Joseph rió por lo bajo mientras cerraba la puerta del coche y yo, guardé silencio el resto del camino.

-Mira-la voz ronca y malhumorada de Joseph me sobresaltó-parece que tengo visitas.

Fijé mi mirada al umbral de la enorme casa, Gerard y Violet estaban parados mirando hacia nosotros con expresiones que aún no lograba identificar. No tuve tiempo de aparcar apropiadamente, Joseph ya se estaba bajando del auto.

- ¡Espera! -lo detuve, tomándolo del brazo-No creo que sea pertinente que nos vean juntos, aún.

-Ellos se nos adelantaron, hay que darles la bienvenida como se debe.

Su sonrisa ladeada me convenció. Parecía que empezaba a tener algún efecto en mí. Me sentía estúpida, pero de todas formas no hice mucho para descartar ese sentimiento. Dejé que se fuera y al instante salí del auto siguiendo sus pasos.

Lo que pasó después fue demasiado rápido, mi mente se centró en la sangre que corría calle abajo, en el rostro de Joseph y en el pánico que recorría mi cuerpo. Pensé en la muerte, pensé en el fin...pensé en...

- ¡Lo mataste!

Me acerqué rápidamente al cuerpo que yacía inconsciente en el piso, intenté hacer entrar en razón a la idiota de Violet, pero simplemente huyó como una cobarde. Tomé mi teléfono y vacilé un poco antes de marcar un número. El tono empezó a sonar...

-Hola. Tu hermano es un asesino, acaba de matar a Joseph.

- ¿De qué estás hablando, Nina? -Mikey parecía más feliz que alterado.

- ¡¿Cómo puedes ser tan imbécil?! –mis nervios estaban cada vez más alterados- ¡Tu hermano mató a Joseph y ahora llamaré a la policía para que vaya directamente por él!

Colgué la llamada bruscamente y marqué el número de emergencias. No me atrevía a revisar el cuerpo, sentía que la muerte iba a colarse por mis dedos si llegaba a tocar a Joseph. Empecé a sentir miedo, mi cabeza me daba vueltas y poco a poco algo estaba oprimiendo mi pecho a tal punto que no podía respirar.

- Repito, 911 ¿Cuál es su emergencia? ¿Hay alguien ahí?

La voz de la mujer parecía impaciente, traté de recobrar el aliento para poder hablarle y cuando por fin lo logré, mis palabras no parecían coherentes.

- Ayuda... Esta muerto...

- Señorita, necesito que se calme y me de los detalles que lo que está sucediendo.

- ¡Está muerto maldita sea!

La mujer me pidió que revise el cuerpo de Joseph para encontrar signos vitales. Al tocar su cuello, logré distinguir una palpitación leve en él.

- ¡Está vivo!

Sentí cómo mi cuerpo se relajaba poco a poco, mi corazón latía con fuerza, pero no era miedo, estaba feliz, agradecía al cielo porque Joseph había sobrevivido. Esperé pacientemente a que llegara la ambulancia, tomé su cabeza y la puse sobre mis piernas, esperando que tuviera algún alivio al estar ahí. 

- No puedes morirte ahora, tenemos planes - dije, en un susurro.

Escuché el sonido de la ambulancia acercándose, me levanté con cuidado e hice señas para que nos vieran. Hicieron todo el protocolo necesario y nos dirigimos al hospital. Me sentía tan agobiada, había tenido que hacerme cargo de este hombre más veces de las que hubiera deseado. Después de dar algunas declaraciones y culpar abiertamente a Gerard Way, pude ir a la habitación de Joseph. Tenía vendas en todo su rostro, casi no se lo podía distinguir por encima de sus heridas, pero estaba bien. El golpe en la cabeza casi acaba con su vida, pero era un hombre muy fuerte. 

- Así que no estás muerto - dije, al entrar a la habitación.

- No es momento para tus bromas - Le costaba hablar. Su voz parecía más enojada que adolorida y debajo de sus heridas, se podía notar su expresión de rabia - Esto no se va a quedar así, ahora más que nunca vamos a acabar con los Way. 

- De todas formas esto nos resultó bien. La policía está tras su rastro.

- No, no quiero a la policía. Quiero matarlos con mis propias manos.

- Pero... ¿Entonces qué se supone que haremos?

- Como primer paso, retiraré los cargos. Después, vamos a tener que hacer un viaje por nuestro país, querida Nina.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2020 ⏰

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