CAPÍTULO XI

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INACEPTABLE PETICIÓN

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INACEPTABLE PETICIÓN

— ¿Vas a salir con Sakura?— preguntó, depositando con exagerada lentitud unas cajas de detergentes en el alto gabinete adherido a la pared.

El moreno no recibió respuesta, lo que figuró llamarle la atención. Curioso, volteó hacia su joven amigo y lo encontró remangándose la camisa hasta los codos; repitiendo la rutina sin cesar y pareciendo esperar diferentes resultados.

—Por lo que veo, no has pedido la noche libre para asistir a una simple cita—se llevó la mano a la boca y escondió un amplio bostezo—. Y por lo que supongo, la mujer con quien saldrás no es tu adorable novia; sino, su mejor amiga, ¿no es así?

Naruto hasta ese momento se percató de la presencia del Nara en el estrecho cuarto. Soltó una risita y regresó su atención al pequeño espejo que colgaba de la pared. El vidrio abarcaba hasta la parte de su torso, por lo que se alejó unos pasos buscando obtener una vista completa de su vestimenta. Para su cita había optado por una camisa negra manga larga, unos jeans azulados y unos tenis rojos. Tenía que confesar que había gastado más de lo que ganaba entre ropa y el consumo del lugar donde la llevaría; pero estaba convencido de que valía la pena, ella lo valía. No había excusas; debía de verse excelente al lado de una chica tan distinguida como Hinata.

—Naruto, en qué mundo estás. Si continúas tan embobado he de pensar que el enamoramiento dañó tu cerebro.

—He... qué dices Shikamaru. No te he prestado atención— sonrió, desenfadado.

El chico de alta coleto suspiró antes de reincidir.

—Saldrás con la Hyuga.

Fue una acertada afirmación.

—Si— inició a andar, deteniéndose al lado de una comedida mesa de madera lo suficientemente espaciosa para albergar a dos personas. Tomó de ahí una bolsa de estampado lilas—. Sabes, no he podido dejar de pensar en esa noche. Su confesión aún me tiene alterado. Es molesto...— agachó la mirada, simulando encontrar interesantes unas manchas negras en el piso—, pero estos dos días he pasado cavilando en la autenticidad de sus palabras; analizando cada momento que pasamos juntos, su comportamiento, sus gestos, cualquier cosa que me de la seguridad que no está mintiendo.

— ¿Y a qué conclusión has llegado?

—No a una muy clara—pasó una mano por sus cabellos, algo avergonzado—. Es muy difícil ser imparcial cuando mis propios sentimientos influyen en mi juicio... Al final, de lo único que estoy seguro es que mi deseo de creerle me está convirtiendo en una presa fácil.

El Nara apoyó su cuerpo sobre una parcela de pared, pareciendo caer en una profunda meditación al cruzar los brazos sobre su abdomen. El Uzumaki percibió un ligero calosfrío al advertir cierto escrutinio por parte de su compañero.

Falsas Impresiones- NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora