CAPÍTULO XXI

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CARRERA HACIA TI

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CARRERA HACIA TI

El aire le faltaba al montarse al taxi y dar, entre bocanadas ahogadas, la dirección de la iglesia. Agradeció por primera vez que aquel evento fuera la noticia número uno de la televisión nacional.

No se acomodó en el respaldar. Su cuerpo lo echó hacia adelante, quedando casi en medio de los asientos delanteros. Vio su reloj y la aguja ya indicaba las 01:36 p.m. La boda estaba programada a las dos de la tarde, por lo que sólo contaba con un lapso de veinticuatro minutos para llegar y raptarse a la novia. ¡Porqué sí, estaba dispuesto a cualquier cosa! ¡Y sabía, que no saldría de ese lugar sin ella; con su voluntad o no!

Notó el semáforo y estaba en verde. Chasqueó ante la fila de carros que no se movían. ¡Maldición, ¿cómo es que sólo avanzaban cuando éste se encontraba en rojo?! Inmediatamente los otros carros empezaron a moverse Naruto tocó el hombro de la conductora, que parecía haberse quedado dormida.

— ¡Avance, por favor! ¡Necesito detener una boda!

La longeva sonrió, aparentemente desentendida de su petición; lo que él comprobó al escuchar sus siguientes palabras:

— ¿Qué tonterías dices, muchacho? ¿Cómo es eso que te quieres convertir en una bola?

— ¿Qué?— replicó el Uzumaki descuadrado, al tiempo que sus manos iban a su cabeza y jalaban sus cabellos ya revueltos—. ¡Anciana aumente la velocidad, hasta esa bicicleta está andando más rápido que nosotros! ¡Es urgente!

—No, urgente no— contestó riéndose y echándole una rápida repasada al espejo antes de cruzarse al carril contrario. Por increíble que fuera, ahora se desplazaban con mayor lentitud—. La juventud de hoy es tan cambiante; que primero Mr. Simple, que luego Sexy, Free and Single... y ahora, ¿Urgente?

— ¡¿De qué demonios habla?!

La cansada mujer de ojos negros y numerosos lunares, viró y lo contempló con una serenidad, que en su situación, envidió descomedidamente.

— ¿Es qué no te referías a Súper Junior, la banda coreana?

— ¿Súper que...?

—Junior. Creo que tengo unos de sus discos por aquí...— bajó la cabeza y sus manos se alargaron rebuscando el objeto en la guantera. El ojiazul tragó hondo al percibir como el carro se salía de la línea y se cruzaba a la otra vía. Uno, dos segundos pasaron para que Naruto se estirara más y tomara el volante.

Estaba a punto de recuperar la respiración, cuando el pito del carro de atrás, apresurándolos, terminó con su escasa paciencia.

— ¡Aquí me bajo abuela!

No miró atrás. Cómo pudo salteó los autos y corrió con todos sus energías hacía su parada final.

*

Falsas Impresiones- NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora