Capítulo 01.

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— Molly, pásame la 5 — Murmuró cerca de mí, una de mis mejores amigas, Ariana.

Vi la número cinco, aún no estaba respondida. O bueno, mejor dicho no había respondido ni una pregunta del examen aún, todos los reactivos estaban vacíos. Lo único que tenía escrito en él era mi nombre y el de la escuela.

Esperaba que el profesor de matemáticas pusiera puntos por la caligrafía y la ortografía, era importante escribir bien.

— No la tengo.

— ¿Cual tienes?

— Ni una.— Sus ojos se abrieron con asombro, y me dio una mirada acusatoria. No debería sorprenderle que no supiera nada del examen, era malísima en matemáticas y ella lo sabía mejor que nadie. Ella era la que siempre me ayudaba con la tarea, y trabajos. Era como mi tutora personal.

— ¿Estás loca? Vas a reprobar si no respondes tan siquiera una.

— Reprobar matemáticas para mi no es nada nuevo. Apenas estamos en el primer parcial, el cual es el más fácil. Y no entiendo nada. Así que, cursos de verano, ahí les voy.

Siempre iba a cursos de verano por siempre reprobar matemáticas, y apenas pasaba con una "-C". Estaba jodida en esta materia y el profesor lo sabía completamente, ya que me observaba desde su escritorio con una malévola sonrisa en su horrible rostro viejo. Diciendo en su mente »La pondré a limpiar todo el salón con un cepillo de dientes«, puesto que en cursos te ponían a limpiar las aulas como ayuda a la escuela. Era buena limpiando, los pisos siempre quedaban relucientes cuando los aseaba.

— Ay Molly, ni como ayudarte — Resopló Ariana, me encogí de hombros y el timbre sonó dando entender que la clase había terminado y era hora de entregar los exámenes. Ariana entregó el suyo, y salió inmediatamente del salón sin voltear atrás. Hoy debía presentar otro examen también, era de física, y le tocaba a la siguiente. No podía quejarme de que me dejara sola.

Solté un largo suspiro, y le di una última checada a mi examen en blanco. Ya estaba resignada — Vamos por nuestra bella "F" roja, examen.

Acepté mi cruel destino, y me dispuse a caminar hacia el escritorio del profesor Duncan, estaba recibiendo los exámenes de todos con su típica sonrisa maliciosa, algunos compañeros que ya habían finalizado sus exámenes, temían entregarlos, temían haberse equivocado hasta en el más mínimo detalle de sus respuestas, y que esa pequeña equivocación los hiciera reprobar.

Yo hacía mucho tiempo que había perdido el miedo.

Se formó un nudo en mi garganta en el momento exacto que me detectó, su horrible y retorcida se ensanchó.

Tenía la vista en la escueta y amarillenta (casi verdosa) dentadura del profesor que no fui capaz de darme cuenta que había una persona en cuclillas delante mío amarrándose las agujetas de sus tenis. Era tan tarde para detenerme y no chocar con ella, que mis piernas chocaron con su dura y tensa espalda, provocando que perdiera equilibrio, y fuera de cabeza hacia el enfrente.

La persona con la que había tropezado también se fue de paso. Y caí encima de él, y él debajo de mí.

¿Él? Oh Dios, es un chico.

Y no cualquiera, era el arrogante y sarcástico Stuart Twombly. El chico amargado, y testarudo que estaba obsesionado con los gorros de lana, y a estar todo el maldito día con el celular. Muchos profesores lo habían reportado, y mandado a dirección por su uso excesivo del celular en horas de clases, pero el muy canijo era demasiado listo, y manipulador, tanto que siempre salía ileso de todas las acusaciones que se le hacían. Siempre tenía una muy buena respuesta y excusa para todo.

Tampoco podías hablarle, o tan siquiera mirarlo a los ojos. Siempre atacaba con esas palabras tan ácidas e hirientes que solo a él se le ocurrían, y siempre encontraba la forma de hacerte sentir como si fueras una mierda, y que tu único error había sido nacer.

Había aterrizado mi caída sobre su trasero.

Y daba la fea impresión de que estaba intentando "aprovecharme" de él por detrás.

Ay, madre santísima.

— ¿¡Qué te sucede idiota!?, ¡Quítate de encima! — Gritó Stuart, estaba tan molesto que su voz me hizo temblar.

Hola Dios, soy yo de nuevo.

— ¡Lo siento! En verdad, no te había visto — Me disculpé, e intenté levantarme pero por alguna extraña razón no pude. Traté de pararme, sosteniéndome con una de las mesas a nuestro alrededor, pero me resultaba imposible —. No puedo levantarme.

Su espalda era muy ancha para mis piernas, estaban completamente abiertas, ni siquiera sabía que podía tener esa flexibilidad. No hallaba la forma de levantarme sin pisarlo y no lastimarme en el proceso.

Nuestros compañeros reían a carcajadas ante aquella situación tan vergonzosa para nosotros, y tan graciosa para ellos.

— ¡Lo está violando!

— ¡Dale duro contra el muro!

— Al parecer Stuart es la pasiva de la relación, y Molly la activa.—Se burlaron los chicos.

Mi rostro ardía por la vergüenza que estaba sintiendo ahora mismo.

— ¡¡Esta va a ser la mejor historia del mundo en Instragam!!— Anunció una chica grabando.

¿Qué clase de persona cruel podía grabar momentos tan embarazosos como este?

Stuart gruñó como un animal salvaje e hizo un movimiento tan brusco con sus manos, que logró levantarse con un salto-lagartija del suelo. Le importó un carajo si yo salía lastimada por su repentina acción, mi espalda y mi culo se incrustaron con tanta fuerza en el frío, y duro piso que creo que hasta los huesos se me habían hecho mierda.

— Auch... — Solté un ligero, y doloroso jadeo.

Stuart sacudió su ropa, acomodó su gorrito de lana, y enmudeció a todo el salón cuando les regaló una de sus lindas y tiernas miradas asesinas. Hasta el profesor se le acabo la risita. Vi como hostilmente se dirigió hacia él, entregó su examen, y salió del salón. Luego todos copiaron su acto, y se fueron. El profesor Duncan acomodó los exámenes, los guardó en su maletín, y se marchó sin mirar a atrás.

Nadie se dispusó a ayudarme, ni siquiera el profesor, me dejaron tirada.

Miré mi examen en blanco flotando en el aire, y soplé cuando este aterrizó en mi cara.

Nadie me quiere, todos me odian, todo por ser Molly la gusanita.

𝑺𝑨𝑹𝑪𝑨𝑺𝑻𝑰𝑪 𝑳𝑶𝑽𝑬 ♡ 𝑆𝑡𝑢𝑎𝑟𝑡 𝑇𝑤𝑜𝑚𝑏𝑙𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora