❝Soy sarcástico sólo cuando escucho a las personas decir cosas estúpidas. O sea siempre. ❞
Molly es linda, y le agrada hablar con las personas.
Stuart manda a la mierda cualquiera que intente hablarle.
Molly cree que es mejor el mundo exterior que p...
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Molly
La clase finalizó, y todos salieron del aula. Mis amigas me estaban esperando en la salida, mientras me miraban boquiabiertas después de que les mandé mensaje acerca de mi asunto con Stuart.
Stuart Twombly me había invitado a su caso a terminar el trabajo de equipo. Stuart Twombly, el chico que repudiaba a toda la escuela, y siempre amargaba los pasillos como Grinch en la navidad. Estaba apunto de conocer un lado de Stuart completamente desconocido para cualquier estudiante de esta escuela.
Okay, estaba preocupada.
¿Qué tal si en realidad de llevarme a su casa, me llevaba a un terreno baldío y se deshacía de mí? Dios, espero que el chip que mis papás me pusieron de niña, funcione.
Acomodamos los pupitres en su lugares respectivos, y Paul se acercó sonriente hacia mí. — Intentaré ir a la casa de Stuart... Ya sabes, para no dejarte con el cascarrabias.
Le sonreí de vuelta. — Si no te preocupes, solo manda tu parte del trabajo.
Él asintió, y entonces vio a Stuart. Stuart paró de mover los lugares, y levantó una ceja cuando este no paraba de observarlo. — ¿Qué?
Quedaron estáticos por unos segundos, y mis amigas estaban igual de confundidas que yo.
— Nada, solo te veo... Hasta mañana.
Se marchó pasándole de lado a mi grupito, y Stuart resopló para si mismo. — Que ridículo.
Me volteé hacia él. — ¿Qué?, ¿Por qué?
— Por una estupidez que él piensa.
Tomó su mochila, y se la puso sobre el hombro. — Te veo en la salida. Iremos en mi auto, y si no apareces a las 16:00 pm, te dejo.
Damas y caballeros ¡Stuart grosero Twombly estaba de vuelta!
— Vaya, con esa actitud me dan ganas de ir a tu casa todos los días.
De tanto escuchar sarcasmo por parte de él, hasta ya se me estaba pegando.
— Entonces tendré que empezar a ser amable contigo para que hagas lo contrario. — Se mofó de mí, y se esfumó del salón sin voltear a verme, y mis amigas simplemente eran espectadoras de nuestra interacción.
— No estoy orgullosa de mí por lo que estoy apunto de decir, pero... Yo aún así me tiro a Stuart. — Confesó Annie, y todas le reclamamos. — ¡Ya sé que es un maldito desgraciado! ¡Pero así me gustan!
