𝑺𝑨𝑹𝑪𝑨𝑺𝑻𝑰𝑪 𝑳𝑶𝑽𝑬 ♡ 𝑆𝑡𝑢𝑎𝑟𝑡 𝑇𝑤𝑜𝑚𝑏𝑙𝑦

Capítulo 06.

Salí de la oficina antes de Stuart, y mis vellos se pusieron de punta en cuanto vi a mi madre sentada en el sofá, y no estaba sola en el sofá, había otra mujer rubia a su lado. Era tan joven que podría jurar que a duras penas tenía unos treinta años de edad. Era tan bella, que parecía que estaba modelando para una marca de ropa.

Su perfil parecía que había sido pintado por un artista barroco.

— ¡¡Molly Evangeline Wexler Gutiérrez!! — Mierda, ¿Acaso mi mamá había dicho todo mi nombre? Expusó todo mi nombre enfrente de Stuart, ni siquiera mis amigas sabían todo mi nombre. Sonreí apenada, y me acerqué como cachorrito regañado hacia ella. — ¿Cuando pensabas en decirnos a mí, y a tu padre?, ¿Por qué no nos contaste sobre el vídeo?— Hasta el idioma le había cambiado, ahora estaba hablando en español. — ¡Contesta! Quiero una explicación.

— Señora Gutiérrez, y señora Twombly, ¿Pueden hacerme el favor de entrar a mi oficina?

Mamá me amenazó con su mirada e hizo caso al director. La otra mujer rubia, que suponía que era madre de Stuart, entró también.

Stuart soltó un fuerte quejido, se acomodó la mochila, y salió cerrando la puerta de la dirección con fuerza.

¿Para dónde iba?

Ahí voy de estúpida detrás de él, completamente segura de que me iba a mandar al carajo.

— ¡Stuart! — Lo llamé, pero él siguió caminando. — ¡STUART! — Apretó el paso. — Perdón...

Lo último lo dije en forma de susurro. Ni siquiera volteó a verme, y me sentí como el ser humano más desagradable del mundo. ¿Por qué era tan estúpida?, ¿Por qué siempre arruinaba todo? Stuart estaba tan molesto conmigo, que ni siquiera pudo maldecirme del coraje que tenía. Hubiera preferido que me gritara hasta de lo que me iba a morir, a que ignorara. Eso me hacía sentir peor.

Bajé la vista hacia mis converse de estampado de perritos, y suspiré.

Hasta para vestir era un fracaso.

Regresé arrastrando los pies a la dirección, y me dejé caer en una silla.

— Soy un horrible ser humano...

La secretaria del director, paró de teclear en la computadora, y se dirigió hacia mí. — No te sientas mal, niña. Todos metemos la pata en algún momento de nuestras vidas. Nadie es perfecto. Además todo sucede por alguna razón... Yo una vez atropellé a un chico, y un año después me casé con él.

Soltó una carcajada, y yo reí forzadamente con ella.

Jaja, ¿Qué?

De repente sentí algo puntiagudo picarme la nalga, solté un brinco, me sentí como idiota al ver que era un celular. Por un segundo pensé que era mío, hasta que vi que no tenía mi funda, sino una azul marino. Fruncí el ceño, y le aplaste al botón de encender.

Una foto de una niña sonriente de coletas mal arregladas apareció en la pantalla. Le faltaba uno de los dientes de en medio. Sonreí instantáneamente, y de la nada abrieron la puerta de la oficina.

Mamá no salió enojada, salió encabronada. Podía ver hasta el humo que desprendían sus ojeras.

¿Tan rápido? Ni siquiera dudaron 15 minutos ahí adentro.

— Molly...

La "mamá" de Stuart le dijo algo al director, y cuando este asintió ella se fue.

— Aquí estoy — La saludé con miedo, ella me localizó al instante, y se acercó a paso amenazante hacia mí, cuando ya estaba a medio metro de mí, me señaló. — Estás en serios problemas, jovencita. Olvídate de toda tu vida social por un mes.