Capítulo cuarenta y siete: "Demasiado"

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Aclaré mi garganta y di una risa ahogada- ¿Qué?- dije sin poder creerlo

- ¿Acaso estás sorda?- fruncí el ceño por su repentino mal trato- ¿Acaso tengo que hacer señales de humo? ¿O solo dártelo por escrito?- abrí la boca indignada

- ¿Disculpa?- él rió con amargura

- Eres tan idiota con estas cosas. . . esa puta inteligencia que te dio Dios debería haberla repartido con personas como yo- gruñó exasperado

- By. . . no se a qué te refieres- mi voz estaba baja, estaba asustada, salté cuando escuché una carcajada elevada de tono

- Sabes que soy tonto. . . no hace falta que disimules, cuando te mandé a buscar cosas a mi locker no pensé en mis libros de ayuda a dislexicos. . . olvidé que no tendrías que haberlo sabido, olvidé que soy tonto- negué con la cabeza retirando la idea de ir a abrazarlo

- Tú no eres tonto, ni idiota. . . tienes una enfermedad

- ¡NO ME MIENTAS!- me gritó acercándose a mí un paso grande haciendo que diera un salto de sorpresa y angustia- ¡NO ME QUIERES PORQUE SOY ESTÚPIDO!- tenía ganas de llorar. Nunca lo había visto así. . . tan a la defensiva, tan desesperado.

- ¿De qué estás hablando? Te quiero y no eres estúpido- dije en tono bajo por el miedo

- ¿Entonces qué es Rox?- indagó en el mismo tono, tragué saliva asustada por hacer cualquier movimiento y espantarlo

- ¿A-a q-ue te re- te refieres?- me miró enojado y lo que siguió me puso los pelos de punta haciendo que ahogue un grito con las manos en mi boca, Byron se volteó a su escritorio y tiró las cosas de él, papeles, libros, fotos y una lámpara, la única que alumbraba la habitación la cual ahora alumbraba desde el piso con más debilidad que antes

- ¡¿QUÉ ES?!- me grito- ¡¿QUÉ ES LO ÉL TIENE QUE YO NO?!- pateó su silla giratoria haciendo que caiga al piso- ¡¿QUÉ ES?! ¡¿QUÉ LO HACE MEJOR QUE YO?!

- ¡Byron cálmate!- él volteó enojado a verme y se acercó a mí haciendo que retroceda unos pasos hasta chocarne con su cama, oh. . . esto no se ve muy bien que digamos

- Ahora me tienes miedo ¿eh?- susurró, al levantar la cabeza lo vi, su mandíbula apretada y sus ojos completamente abiertos mirandome fijamente, fruncí el ceño

- T-tus pupilas están. . . By. . . ¿Te dieron droga?- frunció el ceño

- ¡¿A vos que mierda te importa?!- su mano empujó mi hombro haciendo que me siente en su cama- ¡La necesitaba para poder decirte lo que pienso de ese inútil! ¡Él no te merece maldita sea!- las lágrimas se retenían en mis ojos mientras bajaba la cabeza, lo escuché soltar una risita

- ¿Ahora te doy miedo reinita?- indagó con la voz baja casi en un susurro- no, esto no es miedo. . . puedo hacerte sentir miedo si insistes- al levantar la mirada vi que estaba inclinado en la cama, tan cerca mío que su nariz chocó con la mía.

Lo siguiente que pasó me dejó en shock, sin aviso él acercó sus labios a los míos y los juntó con fuerza, cuando quise separarme tomó mi nuca entre sus manos para no alejarme.

Me estaba lastimando.

Su mano derecha dejó los costados de mi cara y la pasó por mi brazo hasta mi cintura. Yo seguía luchando tratando de sacármelo de encima, pero no podía, su fuerza era mucho mayor a la mía y no importaba cuanto lo pateara, o tratara de alejarlo, a él no parecía importarle.

- By. . . -le dije entre besos- By- volví a sollozar

- Cállate- susurró- vamos. . . bésame como lo haces con él- en efecto no le devolvería el beso ni en un millón de años, mis labios estaban fruncidos y mis ojos cerrados para no tener en mi cabeza imágenes de este momento, él se separó de mí para ubicarse en la curvatura de mi cuello, yo incliné mi cabeza para cerrarlo y que no me bese ahí a lo que él levantó la cabeza y me miró enojado y no me dejó reaccionar cuando me hechó contra en colchón sosteniendo mis muñecas entre sus manos y ahogó mi grito de sorpresa con su boca.

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