CAPITULO 1

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Impuntualidad, impuntualidad debería ser mi segundo nombre.

Por tercera vez en la semana llevo un retraso de 20 minutos para mi clase de matemáticas una falta más y pondré en riesgo mis exámenes finales.

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IDIOT

           "Piensas llegar??"
                               7:21am
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Un mensaje de mi amiga Sarah hizo vibrar mi teléfono. Del piso tome mi mochila mientras forzaba mi Conver's a entrar en el pie.

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                "Llego para su segunda hora."
                                      7:23am

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Escribí mientras en apuros ponía el candado del departamento. Volvió a vibrar en mi mano, pero ya era muy tarde para checarlo lo guarde en mi bolsillo trasero del jens y avente el skate para emprender mi camino en él. Por las prisas olvide el casco en casa.
Sí calculaba mi tiempo teniendo en cuenta las calles en picada y la fuerza que pueda ejercer en mis piernas llegaría en un tiempo de 15 minutos, lo cual ya sumados darían 40 minutos contando los minutos extra hasta llegar a la clase, teniendo en mente que las sesiones dudan 45 minutos. Me da la maravillosa llegada de la segunda hora con 5 minutos extra.
Y con esa mentalidad llegue al salón.

-Tarde señorita Rodríguez. –Rene el profesor que imparte esta materia bloqueo mi entrada.
-Sera la última vez. – Cruce los dedos por detrás de mi espalda evitando que viera una mentira piadosa.
-Deseo citar a sus padres. –Se inclinó quedando a la altura de mis hombros.
-Sabe que eso no es posible. –Recordé en su maléfico cerebro la falta de padres que tengo.
Con una sonrisa afirmo y salió esquivando mi cuerpo del salón.

De entre las filas de en medio siento las miradas de mis amigos, a paso lento tomo lugar del lado izquierdo de Sarah.

-Te odia. –Desde atrás habló Carlos.
-Pero no puedo ayudarte sabiendo que siempre llegas tarde a su clase. –Posicionándose al frente esta Diego.
Ambos buenos amigos varones, los conocí desde que entramos a la facultad. Son un desastre, pero mis clases serian aburridas sin ellos.

- ¿Por qué los dejo salir tan temprano? –Pregunte al notar que mi planeación no había concluido del todo bien.
- ¿No has visto mi mensaje? –El ceño de Sarah se frunció.

Hasta el momento recordaba mi celular, lo saque de mis pantalones y desbloque la pantalla revisando el texto.

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IDIOT

                 "Hoy solo es una"
                                      7:23am
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Golpe mi frente con la palma de mi mano, era viernes y el horario es tan diferente a los otros días.

-Deberías de poner alarma sísmica en tu celular. –Elevo sus hombros y acomodo el amarre de su cabello.
-Ni me lo digas, estoy pensando seriamente en dormir sin sabanas. – La escuche reír y me dedique a revisar las notificaciones de mis redes sociales.

-¿Cómo te va con Germán? –Pregunto ella y fue mi turno de elevar los hombros.
-Meeh. – Germán es el dueño de la tienda en la que trabajo, la típica tienda de estereotipos.
Su boutique llamada "Bonita" con letras tan llamativas maneja tallas para mujeres esculturales, mi labor solo es atender a las hijas de papi que si bien sé llevan más cirugías que cualquier actriz de 40 años, no me fascina el trabajo pero me fascina pagar la colegiatura, agua, luz, renta, internet y todas las cosas de adulto a las que me sometí desde los 17 años.
Una edad muy temprana para cualquier chica, pero tras haber pasado de todo en una familia como la mía entre más rápido madures mejor.
Las clases siguieron su curso de la manera más normal. Al finalizas la jornada me despedí de Sarah y como es costumbre patine hasta mi siguiente destino, escuela–trabajo–casa , todos los días, monótonamente y sin tiempo para llorar.
Solo un breve momento para apreciar la gran vista de la ciudad, desde lo más alto de Guadalajara, mientras desciendo en esas pequeñas cuatro ruedas del skate tomo mi tiempo respirando pausadamente, solo me permito unos minutos de tranquilidad, de apreciar las pequeñas cosas de la vida, de los grandes paisajes que me hacen feliz.

Pero mi tranquilidad es interrumpida por la gran camioneta aparcando en la acera.
Escucho unas rápidas pisadas y un fuerte brazo rodeando mi estómago, su agarre ejerce más presión.

-Suéltame- Al gritar una mano cubre mi boca, retorciéndome como manera de tratar de liberarme, patee hacia atrás logrando darle en una pierna al sujeto que tenía detrás, de la manera menos complicada cargo mi cuerpo y lo empujo dentro de la camioneta, cerro he ingreso en ella. Desde la parte trasera ví su rostro, el rostro de un secuestrador.
Jalaba las puertas intentando abrir alguna, pero estas no cedían, intente golpeando el cristal, pero nada sucedía.
Intentaba pensar en algo, pero mi mente estaba en blanco, sudaba frio, atemorizada y como único plan de escape empecé a golpear aquel sujeto, de su boca solo salían gruñidos y con un rápido movimiento cubrió mis vías respiratorias con un paño húmedo.
Mi vista empezó a fallar y mi conciencia se alejaba cada vez más de mí.

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Mi mundo daba vueltas, mi boca estaba seca, y mis ojos se negaban en responder con pocas fuerzas moví mis extremidades y todo fue en vano para saber que estaba totalmente atada en una silla, lentamente el brillo de un foco calo en mi visión y frente a mí aquel sujeto que está destinado a hacer de mi vida un desastre.

Moví mis manos con más ímpetu, pero las cuerdas se negaban a dejarme ir.
Él a paso pausado llego hasta mi lado, de cuclillas frente a mí desato mis pies para pasar a desatar mis manos, al estar liberada tomo mis muñecas examinando las marcas en ellas.

- Te he apretado demasiado. –Su voz. Esa voz del demonio.

Mi cuerpo permanecía débil, era un esfuerzo sobrehumano el tan solo pensar en levantarme con ambos pies.

-¿Qué piensas hacerme? –En un leve susurro pregunte, aun sin saber en qué me estaba metiendo.
-Tranquila, no pienso hacerte nada- guardo silencio – por ahora – una baja carcajada salió de sus labios. Paso sus brazos sobre mi cuerpo y me condujo hasta la cama de la habitación en donde nos encontrábamos. Mi cuerpo inútilmente arrastro las piernas hasta arriba tomándolas con mis manos, él por su parte tomo mi lugar en la silla, paso una pierna sobre otra y recostó su cuerpo en el respaldo.
-¿Cuál es tu nombre? –Preguntó
-Kenna. –Susurre. - ¿Qué quieres de mí? –Me atreví a preguntar. Tenía idea que era un terreno peligroso, pero descubriría cuanto pudiera avanzar.
-Sh... Aquí el que hace las preguntas soy. –Cerro sus puños y los miro como si fuera la cosa más interesante. - ¿Qué edad tienes?
-19 –Dude un poco.
-¿Familia?
-Sí
-¿Dónde puedo encontrarlos? –Elevo solo una ceja de su rostro.
- Sí buscas dinero, yo no fui tu buena elección para secuestrar.
-Tranquila, no quiero dinero y no te estoy secuestrando. 

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Nota: Es el principio espero que más adelante se enfrasquen y quieran más. Prometo mejorar con la practica (Bueno, tratare de dar el 100 de 100 de mí).
Cualquier comentario, recomendación, pueden dejarlo en los comentarios. 

~BrendaReyes

~BrendaReyes

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~~TRAFICANTES DEL AMOR~~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora