~13. GOLPEA

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-¿Subiremos a esto? –Pregunto Raúl mirando el viejo "Peugeot 505" con una mezcla de asco.
-Oh, perdóname niño rico. Que no puedo cambiar de coche cada mes. –Contesto Oliver. – Es lo que tengo y te conformas.
-¿Al menos avanza? –Con uno de sus dedos tiro un pedazo de ventana rota.
-Es todo un puma.-Beso el capo y dio una palmadita con amor.
-Sabes, Kelly y yo nos iremos en la moto.- Hablo Raúl, pero ya era demasiado tarde, abrí el lado del copiloto y me adentre en el. Oliver, como él quiere que lo llamemos, le mostro una sonrisa con superioridad a Raúl y subió a su carro. Por su parte Raúl aun sin creerlo miraba su moto y el carro alternándolos tomando una decisión.

Dentro del carro trataba de ponerme el cinturón de seguridad, pero este estaba trabado y no salía lo suficiente para cubrir mi cuerpo. Lo deje a un lado y le preste atención a Oliver que empezaba a decir algo.

-No voy a negar que le faltan algunas piezas. –Observe la falta de un retrovisor, la ventana rota y el hueco de estéreo.- Pero es toda una máquina. –Siguió hablando él mientras limpiaba con su palma el tablero. Escuche desde fuera un gruñido y mire sobre Oliver a un Raúl caminando en nuestra dirección, subió en la parte trasera con un mal gesto en su cara y aventó toda la basura a un lado de su cuerpo, se posiciono entre los dos primero asientos quedando en medio de ambos.
Esto al rubio le causaba gracia y mirando su sonrisa fue inevitable no sonreír con él, dio marcha al carro pero el motor se apagaba, lo intento por segunda vez y la maquina dio vida.

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-Tendremos una parada de emergencia. –Grito el rubio.
-¿Otra?- Pregunto frustrado Raúl.

Hemos recorrido bastantes kilómetros, tomamos todo el día y llevamos la mitad de la tarde, en un par de horas el cielo obscurecerá; y en lo que va del trayecto Oliver se ha detenido seis veces para hacer sus necesidades, "meados" es como le dice él.

-Cállate princesita. –Regaña a Raúl y se estaciona frente a un supermercado, baja él y le secundo yo.

Por atrás se escuchan las pisas de Raúl y sus quejas mal habladas. Aunque estoy de espaldas los imagino con su ceño fruncido y sus labios aprisionados entre sí. Entramos al supermercado y como todo en el pequeño pueblo esta vacío, solo se encuentra el chico del mostrador y otros dos señores platicando animadamente con un cigarrillo en sus bocas.

-Ok, tú por equipo de supervivencia –Me toca el hombro. –Tú por cambios de ropa.-Señaló a Raúl.- Y yo por comida- Se indicó con sus dos pulgares.

-Aguarda, ¿Tú por comida? ¿Eso es responsable de nuestra parte? –Eleve una ceja y Raúl asintió.

- Pequeña castaña, ¿Quién mejor para comida enlatada que un hombre? –Elevo su cuello con una gran sonrisa en los labios, nos abandonó en medio de la entrada.

Raúl metió sus dos manos a los bolsillos y se giró en dirección a su área. Era mi turno de avanzar pero estar tan cerca de ser libre era tan tentador. Mire hacia atrás esperando que ninguno de los hombres con los que venía se diera cuenta de mí plan. Sin embargo al mirar por uno de los pasillos Oliver me observaba con un par de envases en sus manos.

-Somos dos buenos atletas Kenna. – Y bajo la mirada a la etiqueta del envase.

Respire hondo, cerré mis ojos, y por primera vez haría algo tan débil para mí.

Gire sobre mis talones y me encamine al área de deportes.
En mi mente solo estaban esos dos ojos azules.

Tomé de los estantes una mochila para acampar, y la fui llenando de cosas que nos podrían ser útiles.
Lámparas, linternas, binoculares, un paquete con 5 cajas de fósforos, cuerdas, un pequeño cuchillo que encontré en el área de jardinería, entre mi búsqueda encontré una navaja suiza y la tomé sabiendo que sería de gran ayuda. Entre las cosas me dirigí a la farmacia del supermercado y agregue a la mochila banditas, vendas, alcohol y un par de repelente para mosquitos.
En la misma área se encontraban las toallas femeninas y pensé en llevarlas, porque en algún momento será una emergencia.

~~TRAFICANTES DEL AMOR~~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora