~7. DOCTOR

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Ha pasado un mes, un mes desde mi último día de escuela, de mi última hora laboral en la tienda departamental, de no ver a mis amigos, mi hermano, lo perdí completamente todo.
¿Raúl?, Ja, a él le importa una mierda lo que ocurra conmigo, hace tres semanas que estuvo en mi habitación, tres semanas en donde alucino con un viaje, pero ahora, ahora solo escucho su voz cuando me grita que no trate de huir, el muy hijo de puta contrato seguridad que rodea toda la propiedad, aun no sé dónde me encuentro, lo mucho que sé, son grandes hectáreas de campo, no hay escapatoria.
Los cachorros son mis mejores amigos, al parecer ellos son los únicos que se ponen feliz al verme entrar al jardín y no lo negare me pone feliz el hecho de estar con ellos durante toda mi tarde, y por la mañana hasta que cae la noche me dedico a escribir lo infeliz que soy con él, sí, cuando Raúl salió de la habitación hace tres semanas con mi cuaderno, dos días después este se encontraba en la mesa de entrada, y desde ese momento volvió a mis manos.
La señora Martina la veo por la mañana y por la noche, siempre esta con labores domésticas, Raúl le dio órdenes de no dirigirme ni la mirada, y eso le quedo muy en claro cuando le grito y la amenazo de no darle paga, la vez que el dejo un cambio de ropa deportiva para mí le interrogué sobre el lugar y cuando ella estaba a punto de darme una referencia Raúl entro por la puerta, solo me grito que subiera a la habitación y corrí a esta, al día siguiente por la mañana le dí una disculpa a Martina y ella simplemente asintió y se alejó.
Solo vivo con dos cambios de ropa y es un asco pues la semana pasada llegaron mis días de menstruación y no estaba prevenida, cuando desperté mis pantalones deportivos y un par de manchitas en las sabanas estaban pintadas, ese mismo día llego un paquete de toallas femeninas en mi baño, dejadas por la señora Martina y supongo compradas por Raúl.

47 Días, la misma rutina, he perdido peso, siento mareos y los dolores de cabeza son muy fuertes, creo son por mi escasez de comida, más sin embargo he pescado un resfriado.

Los mocos no me dejan respirar, los paracetamol y ambroxol no son de gran ayuda, tengo poco más de una semana igual o creo empeorando.

-¿Raúl? -54 Días sin medir palabra, pero es necesario en estas circunstancias. Él se encuentra en su oficina leyendo una carpeta y solo levanta la vista cuando mi voz sale. -No me siento muy bien.

Piensa mis palabras y deje la carpeta sobre el escritorio. Camina hasta donde me encuentro y toca mi frente, será estúpido, toda la semana he tenido fiebre pero él ni en cuenta.
-¿Es muy urgente?
Ruedo los ojos, ni el desperdicio de tiempo al venir con él.
-¡Se trata sobre mi salud! -Dije más que obvia.
Aún sigue pensando, ¿pero que tanto pensara?, es seguro que él no es doctor y necesito ayuda capacitada, lo más recomendable es ir con un médico, pero no, el señor sigue pensando, giro mis talones dispuesta a irme pero se escucha el sonido de las llaves.
-Espero en el jardín, arrópate, esta lloviznando afuera -Dijo el neutral y en la entrada abrió las puertas de cristal dejando entrar a los perros y metiéndolos en su cómodo espacio rejado en la casa, es un estúpido, pero un estúpido que cuida de sus mascotas, por las tardes las deja en el jardín y por las noches los mete a la casa en el espacio dedicado a ellos. Subo no tan rápido las escaleras y tomo la sudadera del conjunto deportivo, vuelvo a bajar y lo sigo al garaje, él ya está en el auto, solo abro la puerta del copiloto y me adentro a este, ya tiene la calefacción puesta, no tan alto como cualquier día lluvioso pero no tan bajo como día de verano, Raúl se acerca a mí y por auto reflejó me alejo tiene una venda en sus manos, se lo que quiere hacer, pero no tiene caso ya me ha dejado ver su casa.
-No es necesario, sé que tienes metros y metros de césped -Dije acomodándome en el asiento.
-Sé que tengo grandes cantidades de césped alrededor, pero detrás de todo está la ciudad y no me pienso arriesgar. -Contra ataco.
-¡Ho! ¡Existe una ciudad! -mi voz tan sarcástica- Pensé que eran fantasías -Sonreí frunciendo mis labios, sigue así Kenna y te deja morirte de un resfriado. Negué con la cabeza bajo mi mal chiste. Saco su celular y marcó, esperó y escuche murmuro de la otra línea.
-¿Estas en consulta? -Pregunto el
Silencio y murmuro desde la otra línea.
-No, yo estoy bien, ¿Puedes venir o tengo que ir?
.Más silencio.
-Voy en camino
Más murmuros, y encendió el automóvil.
-Te juro que no soy yo, ¡Ya! , que deja llego, estoy contigo en , no sé, 40 - Y colgó. Volvió acercarse, pero esta vez no pondré fuerza. Total, puede que muera sola en su casa, vendo mis ojos, pero solo estos, esta vez no amarro las manos.

~~TRAFICANTES DEL AMOR~~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora