Capítulo II 2

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—Kol

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—Kol..

Uno de los sonidos más dulce que puedo escuchar me hace abrir los ojos ,levanto la cabeza y una sonrisa llena de felicidad cruza mis labios.

— ¿Eres tú ,Kol?

Acerco mis labios a sus manos y le doy un beso.

—Soy yo ,abuela..— Sonrio con tranquilidad , todavía siento las lágrimas de anoche debajo de mis ojos— ¿Cómo te sientes?

— Como una anciana.

Alargo mi sonrisa.

— Eso quiere decir que estas bien.

— ¿Te has quedado toda la noche aquí?

No respondo, pero sí , me he quedado aquí desde que Blake me aviso de lo ocurrido , no me he movido de aquí desde que llegue y no pienso hacerlo.

— Estoy bien.— Trago despacio.— Estoy bien.

— Y yo también ,Kol , yo también .. ve a descansar.

Estoy a punto de decirle que no necesito dormir ,pero las enfermeras y el doctor ingresan por la puerta ,me despido de la abuela unos minutos y le digo que estaré en la sala de espera ,que no me iré y ella insiste en que me vaya , la dejó con los doctores sin prometerle nada y me siento sobre una de las sillas de la sala de espera , solo me quedo ahí ,con mis pensamientos nublados hasta que solo una persona permanece en mi cabeza además de mi abuela , meto la mano al bolsillo y saco el móvil solo para buscar su nombre.

¿Si la llamo me responderá?

Ya ha pasado más de una semana y además de ser un jodido infierno , ya debería ser buen momento para que me deje terminar de hablar.

Detengo mi pulgar en su nombre y jodidamente estoy nervioso.

¡Maldición!

Apago la pantalla y guardo el móvil otra vez , no sé cuánto tiempo me quedo ,pero mis ojos comienzan a cerrarse ,recuesto la cabeza hacia atrás y los cierro durante unos minutos.

Parpadeo controlando mi sueño y bostezo.

— ¿Has dormido bien desde que llegaste?

Levanto la mirada y Edeline Abott aparece frente a mí ,tienes los brazos cruzados debajo de los pechos y lleva los tantos vestidos arriba de las rodillas que siempre usa , esta vez es azul , me observa con una ceja levantada y trae una cartera pequeña del mismo color de su vestido.

Suspira y se sienta a mi lado.

— Tu cara lo dice todo.

—¿Qué haces aquí?.—Pregunto sin ocultar molestia.

— Vine a ver a la abuela.

Una sonrisa cruza mis labios.

—¿No me crees?.

Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora