•°Capítulo 4°•

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Su cercanía me ponía demasiado nerviosa, más aún así no se lo demostraría, se acercaba más y más, pero cambió el rumbo, ahora se dirigía a mi cuello, sentía que la húmeda respiración acariciaba mi cuello, subió hasta mi oído con esa agobiante lentitud. Me dejé llevar por el momento y cerré los ojos.

— Te quedas sin auto...— me susurró sensualmente.

Abrí rápidamente mis ojos, para guardar las llaves que aún traía en mis manos, pero actuó rápido y me las arrebató antes que pudiera guardarlas.

—¡Eres una imbécil! — le grité molesta.

—Hey, pórtate bien y tal vez te lleve — levantó una de sus cejas y sonrió victoriosa.

—Me las vas a pagar Kim — le dije más que molesta mientras seguía subiendo escalones.

— Ay si que miedo — dijo sarcásticamente para luego atacarse de la risa.

Entre a mi habitación echando fuego.

¡No la soporto! — bufete para mi. Después de un rato, me tranquilice y decidí llamar a Rosé.

—¡Es que Rosé, no entiendo por qué la escogieron a ella! — le dije o más bien grité.

—Es simple — me dijo obvia pero yo no lograba comprender — Si contrataban a alguien totalmente seria, amargada y tranquila ¡no aguantaría nada de lo que hicieras o le dijeras! — me explicó — Por lo que me cuentas el carácter de ella es muy parecido al tuyo. — podría ser que tuviera razón, pero aún así no me daría por vencida.

(...) 

Nuevamente me desperté por los insistentes golpes de Jennie en la puerta.

—¿Esto va a tener que ser todo los días?— me cuestionó retóricamente.

Simplemente la ignoré, me puse de pie y como todo los días hice mi rutina, lavar mis dientes, entrar a la ducha y vestirme de manera casual.

Dejé mi cabello suelto, permitiendo que se formaran algunas húmedas ondas en él. Tomé mi bolso y bajé las escaleras.

—Dame mis llaves — le dije cuando la vi sentada en un lado de la barra de la cocina.

—¡Ja! ¡Ja! — rió sarcásticamente — ¿Por qué tengo que hacer lo que tú dices, si tú no me obedeces?.

— Solo dámelas — le contesté.

— Nop.. — me dijo sonriente.

—Entonces no voy... — crucé ambos brazos levantando una de mis cejas y caminé de nuevo hacia las escaleras.

— Claro que si irás — escuché sus pasos detrás de mi — Yo te llevaré...

—No gracias — le dije sin voltear a verla.

—¡Eres una niña chiflada! — me dijo molesta, al escucharla me di la vuelta para verla de frente y reír.

—Una niña chiflada que no se irá sin su auto — me senté en un escalón.

—¿De verdad crees eso? — me preguntó risueña. Mientras yo me limitaba a tratar de a averiguar lo que planeaba.

Se acercó rápidamente a mí, en cuestión de segundos me llevaba sobre su hombro derecho.

—¿Qué te pasa, estúpida?! — le grité histérica — ¡Bájame ahora! — le ordené mientras pateaba y golpeaba su espalda, aunque no podía verla a la cara, sabía que se estaba riendo.

—Si sigues golpeándome, ambas caeremos... — me dijo tratando de controlar su risa.

—¡No! ¡Tú vas a caer cuando me sueltes! — amenace — ¡YA BÁJAME, SALVAJE!

—Entonces no te soltaré — me dijo cuando llegamos a su auto.

—¡No te lo vuelvo a decir, suéltame! — le dije, digamos que "molesta" queda corto.

—Ya te dije que no... — soltó una carcajada.

—Está bien, al fin y al cabo te cansarás — dejé de moverme, pero esta volvió a caminar, trataba de ver lo que estaba haciendo pero no lo lograba, escuché que abría la puerta del auto y comencé a patalear de nuevo.

—¡Ya te dije que no voy a ningún lado contigo! — seguía golpeándola por la espalda.

—Y yo ya te dije que irás al colegio y que no tendrás tu auto — no tengo ni la menor idea de cómo lo logró pero me metió en el auto en el asiento del copiloto. Se metió para abrocharme el cinturón y que no pudiera escapar tan fácil, pero antes de que se quitara, mordí fuertemente su brazo.

— ¡Aaahh! — gritaba mientras se tocaba la zona mordida, me miró molesta y antes de cerrar la puerta le puso el seguro de niños para que así no pudiera abrir.

Puse mi mano en el cinturón de seguridad mientras se alejaba para rodear el auto, lo desabroché para poder cruzarme al lado del piloto y poder bajar. Apenas abrí la puerta ya estaba ahí. Resignada regresé al lugar del copiloto...

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