•°Capítulo 6°•

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— ¿Y que te dijo?— me pregunto Rosé refiriéndose al Director

—Dijo que si volvía a tener problemas llamaría a mis padres— reí —Aunque no creo que los encuentre — la risa de mi mejor amiga se unió a la mía.

—Pero alguien más puede venir — me dijo mientras que con sus cejas me indicaba que volteara para atrás. Sin que se viera obvio volteé, y me encontré a Jennie recargada sensualmente en el cofre del auto, tenía sus brazos cruzados, y unos Ray Bans obscuros cubrían sus ojos, pero al ver la malvada sonrisa que formo en su rostro, podría jurar que me miraba. A pesar de eso no pude evitar mirarla, portaba una playera color rojo, que le quedaba magnifico con su color de piel, pero lo que mejor le lucia, eran esos jeans negros ajustados perfectamente a sus bien torneadas piernas. Después de analizarla por completo, regrese a mi conversación con Rosé.

—Lo siento Rosé — reí —Ahora iremos caminando — le dije y ella me miro sin entender — Ni loca me voy con ella — le expliqué y soltó una carcajada recordando lo que le había platicado, sobre mi lucha de en la mañana.

—Jichu creo que deberías doblar un poco tu orgullo — rió— Después de todo, pasarás mucho tiempo con ella — levantó sus cejas.

— ¡Ja! Eso está por verse— le dije mientras comenzábamos a caminar de nuevo —No... Rosé ¡vayámonos por allá! — le dije ya que no quería pasar por donde estaba Jennie.

— ¡Pero caminaremos el doble!— se quejó.

— ¡Rosé! — alargue en tono de súplica.

— ¿Tienes miedo de que te cargue? — soltó una carcajada.

—¡Rosé! — la fulmine con la mirada— Claro que no le tengo miedo y no es eso... — me defendí.

— ¿Entonces? — me conocía bien, me estaba retando, sabía que si lo hacía por mi orgullo no podría evitar hacerlo — ¿sabes qué? olvídalo...— le dije mientras comenzaba a caminar hacia donde estaba Jennie, pase con Rosé a lado mío, y solo escuche un silbido.

-idiota- pensé,aunque las ganas de gritárselo en la cara eran infinitas.

—Hey hey hey... ¿a dónde vas?— escuche su voz.

—A la casa...— le dije cuando volteé a verla.

—Sube al auto...— me indicó haciendo un movimiento con su cabeza.

—NO— le dije fría y volví a caminar.

—Entonces no quieres tu auto de vuelta— escuché como agitaba las llaves, Rosé solo me miraba divertida tratando de no reírse. Jennie rodeó el auto y abrió la puerta del copiloto y seguía agitando las llaves. La oferta del auto era demasiado tentadora.

—Ven Rosé—le dije caminando hacia ella. Sonrió victoriosamente cuando llegué a su lado, tendí mi mano para que me entregara mis llaves, las puso en mi mano, pero cuando estaba por tomarlas, las quitó.

—No tan rápido...— rió. 

—Sube al auto. —Rosé — le dije para que también subiera.

—Sube no hay problema, nosotras te llevamos...— le dijo Jennie. Esta sonrió pero se volvió a negar.

—Rosé sube...— le dije mirándola con suplica. Finalmente aceptó y subió en la parte trasera del auto.

— ¿Y tú eres?— le pregunto Rosé.

-¡Como te adoro!- pensé feliz al escuchar a mi amiga preguntarle eso.

—¿Jisoo no te ha hablado de mí? — le preguntó mirándome yo solo solté una carcajada.

—Ni que fueras quien para que yo hable de ti — le dije sin voltear a verla.

—Soy Jennie soy la niñera...— rió —De esta malcriada niña— la risa de Rosé se unió a la de ella.

—Da vuelta aquí...— le indique para que entrara a la calle donde vive Rosé.

— ¡Gracias!— dijo Rosé mientras bajaba del auto.

—No es nada...— le contestó Jennie.

—Nos vemos mañana— me despedí, entro a su casa y el auto se puso de nuevo en movimiento.

— ¿A dónde vamos?— le pregunte cuando vi que no conducía hacia la casa.

—Te invitaré a comer...— dijo mirándome.

— ¿Y quién te dijo que quiero ir?— le pregunté fría.

—De hecho no lo pregunté, y la verdad no me interesa— sonrió y regresó la mirada al camino — Llegamos — me dijo mientras aparcaba el auto en un restaurante de comida rápida.

—Wow... pero que espléndida— le dije sarcásticamente.

—Lo siento... — rió mientras bajaba del auto. — Pero no te has ganado algo mejor — me dijo cuando llegue a su lado — Además como quiera te hubieras quejado, como lo haces con todo — me dijo mientras caminábamos.

—Ya te dije que nada me molesta, solo tu existencia en mi vida... — entré al establecimiento, escuché su risa detrás de mí.

—¿Quieres algo? — me preguntó mientras caminaba al mostrador para ordenar.

—No tengo hambre... — le dije y caminé a una mesa, me dejé caer en el acolchado sillón.

Observaba con detenimiento la silueta de Jennie alejarse.

-Si la hubiera conocido en otro lugar, nunca la habría tratado mal...- pensé divertida, ya que si fueran otras las circunstancias, habría hecho hasta lo imposible para conquistarla.

— ¿Qué tanto me ves? — salí de mis pensamientos al escuchar eso.

— ¡Ja! ¡Ja! ¿Yo? ¿A ti? — reí sarcásticamente. —Ni en tus sueños Kim— le dije.

—Acéptalo, te vuelvo loca— me guiñó un ojo, y dejó el pequeño cartel con el número de su orden, se recargó en el sillón y cruzó sus brazos.

— ¡Quisieras!— le dije riendo.

—Entonces dime qué tanto me veías...— se recargó en la mesa — ¿O en qué pensabas?— levantó picaramente una de sus cejas.

—Pensaba en cómo es posible que en tan poco tiempo, se puede llegar a detestar TANTO a una persona— mentí, claramente no pensaba en eso.

—Sabes...—me dijo pensativa.

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La NiñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora