•°Capítulo 36°•

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—Me encantas— dijo mirándome fijamente a los ojos, sonrojada le sonreí, introdujo sus manos por debajo de la chaqueta  y las posicionó sobre mis hombros para luego deslizarlas por mis brazos y así al mismo tiempo deshacerse de ella.

Ella misma tomo la chaqueta y la lanzo a un lado de la cama, coloco su mano en mi cuello ahora descubierto y comenzó a bajarla lentamente hasta mi clavícula.

Me dedicaba a admirarla, esos hermosos ojos, que me hacían enloquecer su cabello castaño desacomodado y sus labios rojos entreabiertos formando una sonrisa, dejando al descubierto una parte de su perfecta dentadura.

Con mis piernas a sus costados, poco a poco me recosté sobre su pecho hundiendo mi cuello en su rostro, di un pequeño beso y subí a su oído

—Tú también me encantas— le susurre sensualmente mientras jugueteaba con el lóbulo de su oreja, posó sus manos en mis piernas, las subía y bajaba haciéndome estremecer por las caricias.

Subió por mi pierna, pasando por mis glúteos hasta mi espalda, dejó de subir cuando llegó a su destino. El cierre de mi vestido. Sin alejarse de mis labios, bajaba el cierre con una desesperante lentitud, obviamente ese era su objetivo. Hacerme sufrir, pero ya llegaría mi turno de vengarme. Finalmente el cierre estaba abajo completamente y yo me quemaba interiormente por sentir su piel en contacto con la mía.

Nuevamente me senté en su cadera para poder sacarme el vestido, sin previo aviso Jennie lo tomó del borde y comenzó a subirlo, así que solamente puse mis manos en el aire y en un dos por tres el vestido había desaparecido.

Me tomó de la cintura para apegarme nuevamente a su cuerpo, acción que claramente no rechazaría. De pronto me encontraba recostada mientras que Jennie devoraba mis labios. Lentamente la separé de mis labios, su entrecejo se frunció levemente y su rostro tenia dibujado un enorme signo de interrogación.

— ¿Pasa algo?— me preguntó aún algo agitada por el beso anterior

—No es justo— le dije seria

— ¿Qué no es justo?— me preguntó riendo

Sin decir una sola palabra, puse mi mano sobre su pecho y comencé a deslizarla hacia abajo hasta llegar al borde de sus jeans.

Me dedicó una picara sonrisa seguida de una carcajada, rápidamente me enderecé dejándola nuevamente mirando hacia el techo, di un fugaz beso en sus labios y con mi dedo índice recorrí su pecho y abdomen hasta llegar al metálico botón que se aseguraba mantener los jeans en su lugar.

Sacaba el botón de su lugar, pero luego en cuestión de segundos lo regresaba a su ojal, escuchaba las ligeras risas de Jennie quien ya estaba altamente 'desesperada' finalmente lo abrí, y baje el cierre con la misma lentitud con la que ella había bajado el de mi vestido.

— ¡Me estás haciendo sufrir! ¿Cierto?— estaba en lo correcto, pero además no había prisa, teníamos la noche por delante.

Bajaba sus jeans, hasta que algo me lo impidió, ambas reímos tontamente al darnos cuenta de que Jennie aun continuaba con sus botas de tacón puestas.

— ¡Eres una 'mata-pasión' Jennie!— le dije ahogada en carcajadas mientras quitaba sus botas al igual que los calcetines, los cuales junto con el pantalón se esparcieron por algún lugar de su habitación

— ¿Mata-pasión?— preguntó levantando una ceja—Eso está por verse— agregó amenazantemente tomándome de las piernas, me levanto y luego me soltó para así dejarme caer sobre la cama.

— ¡Jenn!— alargué riendo

Sin darme tiempo de reclamarme por esa llave de lucha que me había aplicado, atrapó mis labios. Este beso era diferente a los demás, tenía más energía, pasión, desenfreno. De abrupto introdujo su lengua en mi boca, la recorría sin pudor alguno tal y como sus manos paseaban por todo mi cuerpo.

La falta de oxigeno comenzaba a hacerse presente, mas Jennie no se separaba de mis labios y para ser sincera yo tampoco quería hacerlo. Quería seguir disfrutando de MI NOVIA, tenía que hacerlo.

Apenas me separé de sus labios traté de recuperar el aire vital perdido, Jennie se entretenía en mi cuello mientras yo me reponía. Pero fue completamente inútil ya que el placer que Jennie me brindaba con sus caricias en mi cuerpo, unidas a los besos y mordidas que impartía en mi cuello, solo me aceleraban más.

—Sabes, no es justo— susurró con su melodiosa voz en mi oído mientras que jugaba con los tirantes de mi sostén.

—P...Pues hazlo.... hazlo más justo— trate de hablar lo más claro posible pero me desconcentraba de sobremanera.

Rodeó mi cintura con un brazo y giro haciéndome quedar sobre ella, se divertía con el broche de mi sujetador. Hasta que finalmente decidió desabrocharlo mientras yo saboreaba esos labios ahora de doble grosor e intensidad de color. Me aparte de mi ahora 'vicio' para eliminar de la escena la penúltima prenda que cubría mi cuerpo y así dejar mi torso completamente desnudo.

           

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