•°Capítulo 42°•

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Pero como era de esperarse la atrapó, rápido comencé a subir las escaleras

—Jichu, déjame explicarte— corrió detrás de mí y me sujetó del brazo evitando que siguiera caminando

—Suéltame ahora mismo— le dije sin siquiera voltear a verla

—Por favor, escúchame— insistió pero simplemente tiré mi mano fuertemente haciendo que me soltara, seguí caminando ignorando los llamados de Jennie.

Llegué a mi habitación y la cerré recargándome en ésta, por más que trataba de contener las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos, no logré hacerlo más y estas cayeron empapando mi rostro. Me sentía tan estúpida, tan utilizada.¿Cómo podía haberme hecho eso?

—Hermosa, ábreme— escuché detrás de la puerta seguido de dos golpes en la puerta, me deslicé aún recargada en esta hasta que llegué al piso

—Vete, Jennie— mi voz se entrecortaba

—Princesa, por favor no llores déjame explicarte— se dió cuenta del sentimiento en mi voz

— ¿Que no llore?— reí amargamente — ¿Qué quieres que haga Jennie, que esté muerta de la risa, o que haga de cuenta que nada paso?— las lágrimas aumentaban al igual que el dolor que tenía en el pecho

—Ábreme y déjame explicarte.— pidió nuevamente pero no le respondí, no le abriría. ¡Me había engañado! ¡En mi propia casa! y todavía se atrevía a decirme que no llorara.Lisa tenía toda la razón. Es una idiota.

Rápido llego a mi mente Lisa, si se enteraba de esto, no demoraría en matarla. Aunque realmente no lo necesitaba, yo misma podría hacerlo con toda la rabia que se había creado en mi interior. Obviamente ni ella ni Rosé podrían enterarse.

—Tienes que escucharme yo llegué y...—comenzó a tratar de explicar pero otras voces la interrumpieron

— ¡Jisoo, volvimos!— ¿eran mis padres?

Inmediatamente limpié mis lágrimas, me puse de pie y abrí la puerta. Ahí seguía Jennie estaba igual de sorprendida que yo

—Son tus padres— se acercó para tomar mi mano pero retrocedí

—Pero en que buen momento llegaron— dije fríamente —Así no tendré que explicar nada— llené mis pulmones con oxígeno mientras trataba de mantener la frente en alto

— ¿C...cómo?— preguntó sin entender

—Entre tú y yo no paso y no hay absolutamente nada— hacia un gran esfuerzo por no desmoronarme y llorar sin parar, me dolía enormemente.

—No, Jichu, tú sabes que te amo y nunca podría herirte, déjame explicarte ¡por favor, princesa!— volvió a acercarse a mi

—Déjame— lo que sentía era imposible de explicar, sentía unas fuertes punzadas en el estómago y en el pecho y lo que era peor no podía contener más las lágrimas. Las limpié con rabia nuevamente y le saqué la vuelta, pero roso su mano con la mía y la tomó delicadamente

—No me hagas esto, Jichu, yo te amo— susurró en tono de suplica

—Yo no hice nada— ¿cuando habíamos cambiado de papeles y ahora la mala de la historia era yo? —Cuando yo te decía que te amaba, no jugaba— mi intento porque no se quebrara mi voz era inútil. Hice que me soltara y caminé por el pasillo, hacía un enorme esfuerzo para controlar mi respiración y lagrimas.

Llegué a las escaleras y logre ver a mis padres y a Tzuyu. Cambié mi deprimente rostro por una forzada sonrisa, me alegraba mucho que ellos estuvieran de vuelta. Así Jennie se iría junto con todas sus malditas farsas.

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