•°Capítulo 38°•

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—T...Te am... Te amo— susurró Jennie entrecortado en mí oído envolviéndome entre sus brazos

—Yo también te amo Jenn— me acurruqué en su pecho el cual seguía contrayéndose por la urgencia de llenar sus pulmones con oxígeno.

*****

Un ligero cosquilleo en mi espalda muy cerca de mi hombro izquierdo, hizo que me comenzara a despertar, no quería abrir los ojos, aún quería seguir durmiendo, pero el recordar que seguramente sería Jennie la culpable de las caricias, me incitó a abrir los ojos.

Efectivamente al abrir mis ojos me encontré con Jennie recostada de lado, recargando su cabeza en su mano mientras que con la otra acariciaba mi espalda.

—Hola— dije sonriente

—Buenos días, princesa— me contestó Jennie depositando un tierno beso en mi mejilla.

— ¿Llevas mucho despierta?— pregunté frotando mis ojos, ya que se notaba la humedad en su cabello

—No— respondió —Hace poco desperté y tomé una ducha— acomodó detrás de mi oreja un mechón de cabello que se había colado a mi rostro — ¿Cómo dormiste?— me preguntó sonriente, solté una tímida risa y no pude evitar sonrojarme.

—Estupendamente— le contesté escondiendo mi rostro en su cuello, Jennie soltó una carcajada y me tomó de la barbilla para atraerme a sus labios y así besarme de una manera sumamente lenta.

— ¿Y qué quieres hacer hoy?— preguntó a solo unos cuantos centímetros de mis labios

—Quiero estar contigo— le respondí sonriente, pero ella agachó un poco su cabeza subiendo pícaramente su ceja izquierda, sin quitar esa sonrisa traviesa característica de ella

— ¡Jennie!— alargué su nombre riendo —Eres una mal pensada— di un suave codazo en su estomago y esta comenzó a reír a carcajadas.

—Es broma, linda— seguía riendo.

—Iré a darme una ducha— le dije besando fugazmente sus labios, sujeté bien la sábana para envolverme en esta aún más, ya que rodeé mi cuerpo con esta semejando un vestido strapless, me puse de rodillas sobre la cama para bajar de esta, pero Jennie estaba sobre la sabana y no me dejaba tomarla toda.

—Para que la quieres— riendo me tomó de la cintura haciéndome caer sobre su pecho —No es nada que no haya visto— mordió su labio inferior mirándome.fijamente

—Eres un tonta— le dije soltando una carcajada mientras me escondía en la sabana, Jennie se unió a mis risas y sin soltarme giró para dejarme ahora debajo de ella.

Quitó la sabana la cual cubría mi sonrojado rostro. Con su dedo índice acaricio mi mejilla, se acercó lentamente para atrapar mis labios entre los suyos, para comenzar con un dulce beso, la empuje suavemente para que girara y quedar yo sobre ella, así lo hizo.

Me separé lentamente de sus labios, claramente sin muchas ganas de hacerlo. Pero si no lo hacía ahora, no lo haría después.

—Te amo— le dije seguido de un rápido y corto beso en sus labios, me puse de pie y corrí hacia la puerta aún con mi 'vestido' hecho de la tela blanca.

— ¡Hey, no te vayas!— replicó Jennie riendo ante mi huida

Salí riendo de la habitación de Jennie, pero me encontré con alguien con quien la verdad no esperaba ver y mucho menos en las condiciones que me encontraba.

— ¿Tía JiHyo?— seguramente estaba pálida, mientras que esta me miraba divertida. Era la hermana mas chica de mi madre, algunos treinta años tendría.

 Era la hermana mas chica de mi madre, algunos treinta años tendría

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♤Park JiHyo♤ 

•°TWICE°•

— ¿Pero qué paso?— separó en silabas riendo

—Eh yo... yo...— los nervios no me dejaban hablar, ¡Qué iba a decirle!

—Jichu voy a...— Jennie salió hablando de la habitación, pero de inmediato calló cuando se topo con el incómodo momento que estaba pasando.

Avergonzada sonrió forzadamente y caminó hacia atrás para entrar a la habitación. Agradecí infinitamente que al menos el traía unos shorts y un sostén deportivo.

—Oh...— dijo tratando de no reír, pero yo no pude evitarlo tapé mi rostro con una mano ya que con la otra sujetaba la sabana y reí nerviosa.

— ¿Y cómo estas tía?— dije riendo, aunque en este momento no había nada que deseara más que un pozo se abriera en el piso y me tragara.

—Cállate y ve a vestirte— dijo soltando una carcajada, afortunadamente mi relación con ella era muy buena, así que trataría de convencerla de que no dijera nada.

Hice caso a su indicación y caminé a mi habitación para ponerme algo más presentable.

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