Pagarás

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Soy tu peor pesadilla.

Sé que otros declaran serlo, pero están equivocados.

Cuando te das cuenta de que estoy ahí afuera, tus rodillas se debilitan.

Ves mi nombre, y tu boca se seca.

Ves una sombra, y sabes que soy yo. Que estoy ahí.

Tu corazón se acelera.

Caminas por la calle después de un día largo de trabajo. Hace frío afuera, y todos ya se han retirado hacia la calidez de sus hogares, abrazados con sus seres queridos.

Pero tú no.

Ahora te arrepientes de haberte ofrecido para rendir horas extraordinarias.

Sabes que estoy caminando detrás de ti, solo lo suficientemente cerca como para que pueda verte, pero no viceversa.

He estado planificando, esperando, observando.

Cruzas la calle en un flojo intento por escapar de mí.

Eso no funciona, y, en el fondo, lo sabes también.

Te apresuras a casa, esperando que yo desaparezca cuando estés adentro.

Sales corriendo a toda velocidad; tus pies golpean el pavimento firme.

Te sigo.

Entablamos una persecución. ¿Te alcanzaré? ¿O escaparás?

Prácticamente te lanzas contra la puerta de tu casa. Respirando con pesadez, tratas de abrir la cerradura torpemente.

Entras y tiras la puerta con tanta fuerza que el bombillo quemado en la cocina recupera la energía.

Te dejas caer contra la puerta, a salvo.

A salvo hasta mañana.

Pues te atraparé, don Cartero.

Te atraparé.

-Perro.

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