Capítulo 20: Salvar lo que he perdido

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Fredy:

Vamos Lisa —le reprocho desde afuera.— No puedes encerrarte en el baño, eso es trampa.

—No saldré. —me grita.

—Eres una pequeña tramposa —acerco mi oído a la puerta y puedo escuchar sus risitas —.Vamos, sal.

—Solo si prometes darme diez segundos para correr.

—Cinco —le condiciono, ella gruñe.

—Bien, abriré la puerta.—Lentamente la perilla da vuelta y la puerta se abre.

Veo a la pequeña Lisa con sus jeans holgados y la grande playera que le llega hasta las rodillas, pasa un mechón detrás de su oreja.

—Ja te mentí, encantada —La toco y me echo a correr.

—Fredy eres un mentiroso —la escucho decir a mis espaldas y solo puedo sentir como corre tras de mí para alcanzarme. Yo río y corro por todo el jardín huyendo de Lisa, ella es ágil pero no más que yo.

Los recuerdos de aquella tarde en el jardín de ella y yo a los 6 años inundan mi mente y una gruesa lágrima se escabulle por mi mejilla.

¿Pero que fue lo que hice? ¿Porqué la traté así?

Ha pasado casi un mes desde lo sucedido y no me e atrevido a llamarla ni mucho menos verla, no tengo el valor suficiente para hacerlo. Fui un estúpido, un jodido estúpido que la trató como la mierda cuando ella lo es todo para mí, pero la imagen de ella a punto de besar a Jake hace que la sangre me hierva y el odio vuelva.

Le doy otro trago a mi botella de whisky, el líquido quema mi garganta pero se siente tan bien que el ardor pasa rápido, me hace olvidar lo que siento por momentos.

Es la cuarta botella que llevo en el día y debo admitir que ya no me encuentro en mis cinco sentidos, pero es que no he podido parar de beber desde lo qué pasó, la culpa y el remordimiento me están matando, quiero llamarla, ir a verla, besarla, decirle que lo siento, que la amo, pero mi orgullo es tan grande que no puedo.

—¿Fredy? ¿Estás bien? —la dulce voz de mi madre me saca de mis pensamientos, no me sorprende verla.—Dios santo, ¿Pero qué es este lugar?

Corre a abrir las cortinas de mi cuarto, la luz del día me quema así que me cubro la cara con mis manos, ella se gira con su típica pose molesta con la mano en la cintura y me ve.

—Ve este lugar Fredy, exijo que lo limpies ya.

—Mamá, yo...

—No Fredy —La voz de mi madre se torna fría y autoritaria. —Las últimas semanas te la has pasado encerrado, bebiendo, fumando y llorando, ¿Qué es lo que te pasa cariño? —toma mi cara entre sus manos, la mezcla de amor y preocupación que derrochan sus ojos me desarman.

Trato de contener mis lágrimas pero es inevitable y termino hecho un mar de lágrimas entre las manos de mi madre, si con alguien puedo ser frágil y vulnerable es con ella.

Ella limpia con dulzura mis lágrimas y me envuelve en sus brazos.

—Tranquilo, no es necesario que me digas que tienes si no estás listo, pero aquí estoy hijo, tranquilo —ella acaricia la parte trasera de mí cabeza y comienza a cantar una canción en mi oído, como solía hacerlo cuando era pequeño.

Cielo GrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora