Cielo Gris

Capítulo 30: Los borrachos nunca recuerdan nada

N/A: Holaaaaa, ¿Cómo están?
Una disculpa por ausentarme, es que no había tenido chance de subir el capítulo porque no tenía internet:(

Pero aquí está, gracias por su paciencia y apoyo, espero y lo disfruten, besos con babas! Muak

PD. Hoy el mundo está de luto.
En memoria de Avicii, por la gran persona que fue y su excelente música que sé que a más de uno nos inspiró.

Recuerda, "Vive una vida que puedas recordar" palabras del gran Avicii.

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Leves sacudidas sentía mi cuerpo y una voz lejana llamaba mi nombre pero yo solo veía oscuridad. Las sacudidas ya no eran suaves, ahora eran salvajes y más bruscas y la voz se volvía más clara conforme volvía a mis sentidos.

Sentí un fuerte dolor recorrer por toda mi espalda y cabeza y abrí los ojos.

La luz brillante del día atacó mis ojos, adoro la luz del día pero en estos momentos quería obscuridad total. Laura estaba parada con sus manos en la cintura viéndome con desaprobación.

Esperen, si Laura estaba parada, ¿Porqué me encontraba en el puso? Así es, me había dado el porrazo de mi vida ¿Y saben que era lo mejor? Que estaba tan dormida que ni siquiera lo sentí.

Gemí del dolor.

—Tengo hambre —fue lo primero que salió de mi boca, mi voz era áspera y ronca. Mi cabeza estaba siendo acuchillada sin piedad.

Laura sonrió y dejó caer sus brazos a su regazo.

—Ven —me ofreció su mano, la tomé para incorporarme. No puede evitar hacer una mueca de dolor, mi trasero dolía como si un jugador de fútbol americano lo hubiera pateado.

Ambas nos sentamos en su cama, ella aún traía puesto su vestido de la noche anterior, su maquillaje estaba escurrido y su pelo estaba hecho un caos.

—¿Qué pasó ayer? —pregunté en un bostezo, me sentía perdida y fatal, decir que me sentía mal quedaba corto a como en verdad me sentía.

—Ni yo lo sé —suspira, pasa una de sus manos por su cabello y se vuelve hacia mí. Comienza a inspeccionarme con la mirada.

—¿Qué? —pregunto.

—¿Porqué tu traes pijama y luces limpia y yo estoy hecha un asco? —bajo mi mirada y veo que traigo puesta mi pijama de Bob esponja, no recuerdo habérmela puesto. Lo último que recuerdo es la larga mesa llena de shots y a una Laura borracha.

Pestañeo repetitivamente tratando de hacer memoria, pero es en vano, es como si mi mente hubiera sido reprogramada.

—Para empezar, ¿Cómo llegamos hasta tu casa? —los ojos de Laura se abrieron exageradamente.

—No había pensado en eso.

Bueno, ahora comenzaba a asustarme.
Extrañamente habíamos despertado en su casa y yo por arte de magia traía puesta mi pijama, no creo que yo haya echo eso, mi cuerpo no daba para más que respirar y dudo mucho que haya podido cambiarme.

Unos ruidos de cazuelas provenientes de abajo nos alarmaron.

—¿Escuchaste eso? —pregunté en un susurro.