Capítulo 47: ¿Rainbow?

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Laura.

Sentía inquietud, mis manos sudorosas a mis costados y el viento de verano agitando mi pelo haciéndolo un estorbo en mi cara. Había iniciando con compañía y ahora estaba completamente sola.

Fue tan extraño, últimamente Lisa ha estado actuando raro. Se le ve perdida en las clases, durante el receso no probó su comida y solo se limitó a sonreír cuatro veces durante la jornada de clases —si, las conté —. Se que ella es una chica reservada, pero también irradia luz y alegría a dónde quiera que va, entonces, el cambio es notorio en alguien como ella.

Me siento culpable porque si no hubiera sido por mi insistencia, Lisa nunca se hubiera sentido mal. Creo que haberla hecho venir al partido fue la gota que derramó el vaso de agua.

Cuando ví a Mike echarme esa última mirada con Lisa a su lado, supe que algo en verdad iba mal. Por la forma en la que la sostenía y lo temblorosas que eran sus piernas al caminar aún con el apoyo de Mike, decidí no intervenir; quizá ella necesitaba solo la compañía de su hermano.

Pero a medida que el partido avanzaba, mis ganas de salir corriendo y buscarla aumentaban, tanto, que ya no pude concentrarme durante el partido y me perdí el gran Touchdown de Jake.

Pobre, si supiera que Lisa no estuvo para verlo.

Ahora, solo me limito a observar como las gradas van quedando vacías conforme los minutos pasan. Cada espectador, uno a uno, incluyéndome, porque he empezado a bajar por las escaleras.

Es tan frustrante ver como tus amigos sufren y no poder hacer nada para ayudarlos, y lo es aún más cuando ni siquiera sabes que es lo que les ocurre exactamente.

—Estúpido universo y sus enigmas —espeto entre dientes mientras veo el movimiento de mis tenis andar sobre el césped, cuando sin darme cuenta, choco contra la espalda de alguien.

—¿Me llamarás estúpido a mi también por estorbar en tu camino? —inquiere en tono burlón Robert cuando alzo mi cara y lo veo. Me cuesta asimilar sus palabras unos segundos, y cuando lo hago, me percato que me llenado de sudor al chocar contra su transpirado uniforme.

Hago una mueca de asco y el sonríe.

—Lo tomaré como un si —asume —. Tranquila... —comienza con aire despistado —, de ahora en adelante procuraré chocar contigo cada vez que sude.

Ruedo los ojos y comienzo a caminar pasándole por un lado, el no se demora en seguirme y ponerse a la par conmigo.

—Oye, espera rainbow.

Me detengo. —Eres un tonto, ¿nunca te lo han dicho?

Robert se muestra pensativo tomando su barbilla y acariciándola ligeramente.

—La verdad es que no, pero me alegro que seas la primera en decírmelo.

Nuevamente ruedo los ojos y no hago otra cosa más que suspirar y resignarme a su irritante compañía mientras camino.

—Y... ¿Me viste jugar? —pide saber con cierta timidez.

—Si.

—¿Lo hice bien?

—La verdad es que no te puse atención. —Aquello era mentira, es imposible pasar desapercibido a Robert cuando hace los mejores pases, y también cuando aplican los mejores tacleos en el.

—Oh —suena decepcionado —, quizá para el próximo juego, de todas formas no lo hice tan bien.

Me apresuro a corregir la pequeña broma cruel que le he hecho.

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