{Día 24. Marina me viene a despertar.}
Marina: ¡Caraculo!
Yo: ¿Para que me despiertas?
Marina: Jo es que duermes mas...
Yo: Estaba soñando con Jesús, que encima de que no lo puedo ver tu va y me despiertas del sueño.
Marina: Quejica...
Yo: Tengo la necesidad de verlo...
Marina: Ya sabes que pronto lo verás.
Yo: Otra. ¿Porque decís eso?
Marina: Por que ya verás que lo ves pronto.
Yo: ¡¿Está aquí?!
Marina: A no se...
Yo: ¡Que me digas!
Marina: ¿Como va a estar aquí si vive en Sevilla?
Yo: Estoy de esta broma...
{Me voy a duchar. Mientras estoy en la ducha oigo que Marina está hablando con alguien por teléfono, pero no consigo escuchar nada, lo único que escucho una vez es mi nombre. Cuando salgo de la ducha voy a mi habitación, está Marina.}
Yo: ¿Con quien hablabas?
Marina: ¿Cuando?
Yo: Ahora, cuando estaba en la ducha.
Marina: Ah...
{Se le nota algo nerviosa, como si estuviese ocultándome algo.}
Marina: Con mi madre...
Yo: ¿Y que le decías de mi?
Marina: Que cotilla eres niña.
Yo: Que me digas.
Marina: Pues que estaba aquí en tu casa.
Yo: Ya ya...
Marina: Que sí.
Yo: Vale vale.
{Son las 14:30.}
Yo: Bajamos a comer, va.
Marina: Te noto tensa.
Yo: Para nada.
{Llegamos a la cocina y esta la comida en la mesa.}
Mi madre: ¿Qué planes tenéis para hoy?
Yo: ¿Pues?
Mi madre: Por saber que vais a hacer.
Yo: Seguramente vayamos al parque del paseo marítimo con unos amigos de Marina.
Mi madre: Muy bien chicas.
{Terminamos de comer y subimos arriba.}
Marina: ¿Vamos a quedar con ellos al final?
Yo: Si ¿No?
Marina: Vale, pensaba que no te apetecería.
Yo: Necesito salir un rato.
Marina: Vale, les aviso.
{Nos echamos la siesta y a las 17:30 salimos de casa rumbo al paseo marítimo.}