D I E Z.

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Capítulo diez: Una noche fatídica.

Pov Grisselle.

28 de abril del 2011, Londres.

Al salir del baño junto a la pelinegra, la joven rubia se alegró al ver a su prometido de pie junto a sus padres. Por un momento había pensado que él estaba enojado con ella y que no asistiría a la cena, pero al verlo ahí, su corazón se aceleró de sobremanera y su cariño hacia él aumentó.

Se adelantó dejando a su amiga atrás y abrazó a su prometido para luego darle su beso. Era consciente de la sorpresa que debió haber sentido el castaño cuando ella se acercó a él y se sentó, empujando un poco al pelirrojo para sentarse ella y dejarle un puesto vacío junto a ella, a su pareja.

—Creí que no vendrías —comentó la rubia, mirando a su pareja. Se fijó en que éste no le prestó atención y en que su mirada estaba puesta sobre la pelinegra.

Ambos, tanto su amiga como su prometido, parecían sorprendidos de verse. Era como si se fuesen conocido con anterioridad y no esperaran encontrarse nuevamente. Claro que sólo era una suposición suya. Si su prometido hubiese conocido a la pelinegra, seguramente él o ella se lo habrían contado...O eso pensaba la joven.

La joven mantuvo la mirada puesta sobre la pelinegra por un momento, lo suficiente para notar cómo se sentaba delante del pelirrojo y bajaba la mirada hacia su regazo. Para aliviar la tensión que repentinamente se había creado entre ellos, ella decidió presentarlos;

—Kate él es Charles, mi prometido. Charles amor, ella es Kate, mi amiga y dama de honor —la joven los presentó y sintió como el ambiente, en lugar de normalizarse, se tensaba aún más.

Notó como la pelinegra se encogía en su lugar y el castaño apartaba la mirada hacia un punto vacío. La joven tomó una de las manos entrelazadas de su prometido para entrelazarla con la suya, tratando de tranquilizarlo. Pero lo único que logró fue hacerlo sobresaltar y quitar su mano.

Sintió que la miraban por un momento y giró el rostro hacia un lado, percatándose de la mirada del pelirrojo y de la pelinegra. Ambos jóvenes apartaron la mirada al instante; su amiga devolvió la mirada a su regazo con las mejillas sonrosadas, mientras que el joven miró un punto vacío con las mejillas encendidas en un intenso sonrojo. Ella no entendía la razón del comportamiento de la pelinegra, pero quizás si sabía la razón del comportamiento del pelirrojo, lo cual le causaba un poco de vergüenza y no pudo evitar apartar la mirada al igual que ellos.

Se escuchó un carraspeo proveniente de su padre, causando que todos los presentes lo miraran.

—Bien, ya que estamos todos...Charles. —Llamó al castaño, ganándose toda su atención. — Cuando llegaste nos comentaste algo referido a tu tardanza, ¿Se puede saber la razón? —inquirió el hombre, sin apartar su oscura mirada del prometido de la joven.

—Fue por problemas familiares, señor. Me temo que no puedo dar detalles sobre eso —respondió el joven quién, al igual que su padre, no apartaba la mirada. 

Una de las cosas que la joven apreciaba del castaño era el hecho de que no apartaba la mirada en situaciones serias, él siempre se mantenía firme y no se dejaba amedrentar...Ni siquiera por su padre. También una de las razones por las que le agradaba a su progenitor -según él le había contado-.

—Entonces, creo que es mejor que pidamos de cenar, ¿No creen? —intervino la la madre de la joven, en un intento de hacerle saber a su esposo que debía mantenerse raya.

Todos los presentes asintieron y pidieron el menú de la noche. Poco después y luego de pedir lo que cenarían, varios meseros pasaron dejando la comida delante de cada uno. El restaurante no estaba vacío, pero tampoco estaba lleno. Una de las razones era que se encontraba demasiado lejos, y esa noche había un festival.

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