C A T O R C E.

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Maratón 2/5

Capítulo catorce: La verdad.

Pov Charles.

04 de mayo del 2011, Londres.


<< — ¿Por qué huiste esa noche? >>

No podía dejar de pensar en lo idiota que había sido la noche anterior. Había logrado hablar con la pelinegra sin recibir respuestas secas y ariscas, pero tenía que haber preguntado aquello. Sabía que todo debía estar arruinado nuevamente y, que lo más seguro, cuando la volviera a ver ella estaría igual de repelente que antes.

Se había reprendido mentalmente durante parte de la noche, hasta que llegó su prometida luciendo derrotada por alguna razón. Él le preguntó la razón de su estado, pero ella respondió que estaba bien, que estaba cansada por un largo día. Luego de eso él decidió no preguntar más, pero se acostó con ella y la abrazó durante toda la noche para darle calor.

Ya en la mañana estaba dispuesto a sentarse y hablar con la rubia, pero ella ya no estaba. Ese día no tendría que ir al instituto, pero sí a la empresa de su padrastro. Se sentía cansado como para asistir, pero tenía que hacerlo, lo había prometido. Esperaba que se apresuraran para devolver el cargo y librarse de un dolor de cabeza, él solo quería una vida común y corriente; no abundancia de dinero, no respeto y temor por parte de los demás, no estrés y preocupación por los intereses, no ser jefe.

Al bajar a la cocina se encontró con la pelinegra, quién sostenía al pequeño cachorro entre sus brazos mientras le daba de comer con un biberón. La sonrisa sincera en su rostro provocó una sonrisa en el suyo, mientras se acercaba a ella y se detenía a un lado. Ella se percató de su presencia poco después, y su sonrisa se borró.

— ¿Qué sucede? —inquirió ella con poco interés, mientras apartaba la mirada y se dedicaba a alimentar al animal.

—No respondiste a mi pregunta ayer —respondió con una sonrisa de lado, buscando la mirada que la joven, quién trataba de evitarlo.

—Tú te fuiste antes de poder responderte —contraatacó ella alzando la mirada nuevamente. Él no pudo evitar mirar los labios de ella por un momento y relamer por suyos, para luego mirar un punto vacío.

—Quiero invitarte a salir esta noche. —Comentó luego de un momento, recibiendo una mirada de sorpresa por parte de ella. — No a una cita, sólo quiero hablar contigo —aclaró poco después, y la expresión en el rostro de la joven se mostró aliviado.

—Está bien, estaré lista a las siete —respondió ella. Él sonrió y asintió antes de dar la vuelta para irse.

Durante el camino no pudo borrar aquella sonrisa que se había instalado en su rostro, su corazón latía con rapidez mientras que su mente era todo un lío. Estaba feliz por alguna razón, pero no pudo evitar sentirse mal al instante, al recordar a su prometida y su estado la noche anterior. Se había propuesto hablar con ella y preguntarle lo que sucedía, sin excusas por su parte, y al llegar a casa luego se salir con la pelinegra, lo haría.

Luego de aparcar el vehículo y entrar al edificio, subió por las escaleras hasta el último piso. El ascensor era sólo para el jefe de la empresa y sus inversionistas. Él no se consideraba el jefe, por lo cual usaba las escaleras siempre que llegaba, no quería que lo trataran como alguien distinto, quería que lo trataran como un empleado de la empresa más.

—Señor Russell, su primo ya está aquí —informó su secretaria en cuanto se acercó a la oficina que ocupaba temporalmente.

La mujer mostraba su escote más de lo que debía mientras se contoneaba de un lado a otro, en busca de llamar su atención. Negó repetidas veces con la cabeza y entró a la sala de juntas. Su primo ya se encontraba sentado en uno de los extremos de la mesa, con una radiante sonrisa en su rostro que demostraba una falsa felicidad.

She is the FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora