Maratón 8/8.
Capítulo veintiocho: Todo estará bien.
Pov Kate.
—Kate, ¿Estás bien? —. Inquirió la castaña, mirándola con preocupación. — ¿Qué dicen los resultados? —cuestionó la mujer, mientras la obligaba a mirarla.
—No somos compatibles, no puedo ser su donante. —Respondió, aún con el nudo en su garganta que le impedía hablar con normalidad. — Pero el resultado de la prueba de ADN es positivo. Es mi padre —soltó un sollozo, sosteniendo su pecho con fuerza.
Le dolía, le dolía encontrarse en aquella situación. Le dolía haber encontrado a su padre luego de tanto, y tener que perderle tan rápido. Todo le dolía.
—Kate, todo estará bien, ya lo verás —intentó animarla la castaña, en vano.
En su lugar la hizo sollozar más.
<< —Todo estará bien, mamá. —Comentó, con una una sonrisa que no le llegaba a sus ojos. Sus labios temblaban, no sabía por cuánto podría aparentar estar bien. — Ya verás.
Realmente las cosas nunca terminaron bien, por lo menos no para ella. Al final del día volvió a casa sola, y pensando en cómo haría para mantenerse de ahí en adelante. No contaba con nadie, nunca lo había hecho. Y en ese momento, justo en ese momento... Se dio cuenta de que la vida ya no valía nada para seguirla, pero no pudo acabar ese día, algo se lo impedía y por alguna razón ni siquiera ella misma estaba completamente convencida de terminar todo allí>>.
—Nada estará bien, Ann. La cosas nunca estarán bien —exclamó con dolor, soltándose del agarre de la castaña. Huyendo de ahí.
Terminó encerrada en su consultorio. Se dejó caer al suelo y recostó su espalda a la puerta, escondió su cabeza entre sus piernas y lloró, lloró descontrolada. Recordando tantos malos momentos a lo largo de su vida, y preguntándose por qué deseaba seguir, por qué no acababa con todo de una vez, por qué esperaba que alguien llegara justo en ese momento y la ayudara a seguir... Por qué deseaba vivir con todas sus fuerzas lo poco que quizá le quedaba.
Escuchó su teléfono sonar, dudó en responder, pues no se encontraba en el mejor estado. Pero ante el seguido sonido que hacía, terminó rindiéndose. Trató de calmarse al notar que era la rubia, así que carraspeó y atendió.
—Kate, ¿Cómo está Harold? —. Volvió a romper en llanto nuevamente, sin poder evitarlo —. ¿Kate? ¡Kate! —. Chilló la rubia desde el otro lado de la línea —. Vamos para allá.
Sin dejarle hablar, colgó, dejándola con la palabra en la boca.
—Kate, ¿Estás ahí? —. La voz del pelinegro se escuchó del otro lado, mientras tocaba la puerta con insistencia —. Kate soy James, déjame pasar por favor —pidió. A los minutos dejó de tocar, pero sabía que seguía detrás de esa puerta.
Limpió sus lágrimas todo lo que pudo y se alejó de la puerta, quitando antes el pestillo. Se abrazó a sí misma nuevamente, recostándose del escritorio. El joven no tardó en entrar y cerrar nuevamente la puerta. Al mirarla en el suelo, con sus brazos rodeando sus piernas y volviendo a sollozar, se acercó.
—Kate. —Pronunció antes de descruzar sus brazos y mirarla a los ojos. Limpió sus lágrimas con delicadeza, sin apartar los ojos. — Estoy aquí. Estoy contigo, no me iré. —Aseguró con seriedad. Su corazón palpitó con fuerza, y cerró sus ojos ante la cercanía. Se sentía débil. — Cuenta conmigo.
Sin previo aviso se abalanzó sobre él y lo abrazó con fuerza. Lo necesitaba, lo requería en esa situación. Sentía que ya no podía consigo misma, que ya no daba para más. Pero cuando él llegó dándole su apoyo, se sintió protegida, animada a seguir. Ya sabía que las cosas con el castaño no resultarían, pero sobre todo se dio cuenta de sus sentimientos luego de tanto tiempo.
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She is the Friend
RomanceUna amistad con poco equilibrio. Una fiesta de celebración. Un beso confuso. Un viaje de separación. 11 años después, vuelven a encontrarse. Él, es el prometido. Ella, es la dama de honor. El destino no sólo los sorprende a ellos... A los que los ro...