Maratón 3/8.
Capítulo veintitrés: Hospital.
Pov Charles.
Ya estaban todos en el hospital. La pelinegra había sido montada en una camilla y había desaparecido junto a las enfermeras tras las puertas de la emergencia. La rubia no paraba de jugar con sus manos, como signo de su nerviosismo. Mientras que el joven no apartaba la mirada del pelinegro, quién parecía estar confundido por lo sucedido poco antes.
Sin medir su ira se acercó al joven, que pareció sorprenderse por su repentino acto. Pero antes que de hiciera algún movimiento, ya lo tenía agarrado del cuello de la camisa.
— ¿¡Qué fue lo que pasó, Alex!? —inquirió, mirando con enojo a su primo. El rostro del joven aún seguía golpeado, y como no, si le había propinado diversos golpes luego de enterarse sobre que se había metido con su prometida en su descuido.
El pelinegro no se atrevió en ningún momento a mirarlo a los ojos, pues estaba en un trance y aún no salía de el.
—¡Alex! —volvió a intentar llamar su atención. Su primo alzó la mirada y conectó sus ojos con los suyos inyectados en furia.
—Yo... Yo estaba hablando con ella y... No sé, de repente hizo silencio y al mirarla ya estaba convulsionando en el suelo. —Habló el pelinegro, quién aún parecía perdido. — No sé qué le pasó, Charles... Ella... ¿Nunca te comentó nada sobre ello antes? —la pregunta lo tomó desprevenido.
Lo pesó durante unos largos segundos luego de soltar al pelinegro. No, ella nunca le había comentado nada sobre ello, pero desde que había llegado no paraba de hacer cosas extrañas, igual que la noche en la vomitó repentinamente y anduvo el resto de tiempo que pasaron despiertos como somnolienta. En ese momento se dio cuenta de que no le había prestado la atención necesaria a su amiga, que en ese momento estaba en un mal estado.
—Yo... No, nunca me comentó nada. —Respondió al fin, apartando la vista para mirar a su prometida. Se acercó a ella y tomó una de sus manos para darle calor. — Kate... ¿Alguna vez te contó sobre padecer alguna enfermedad? —inquirió, mirando fijamente a la rubia, la cual mordió su labio inferior con fuerza antes de asentir.
—Ella me habló sobre una enfermedad que padecía su madre, no recuerdo bien el nombre, pero dijo que podía ser heredado o causado por alguna lesión —habló la joven, que parecía debatirse entre seguir hablando sobre ello o quedarse callada.
Su prometida no le estaba contando la verdad por completo, aún le estaba ocultando cosas, y lo sabía por la forma en la que seguía mordiendo su labio y el cómo apartaba la mirada con tal de no verlo a los ojos.
— ¿Eso es todo? —. Inquirió poco después, esperando que ella le hablara más sobre ello, pero no parecía querer hacerlo —. ¿Segura? —volvió a preguntar.
La rubia asintió lentamente, pero él la obligó a mirarlo a los ojos, para buscar algún signo de que estuviera mintiendo. Nada. Eso era lo que había en los ojos de su prometida; nada. Aquel brillo que la caracterizaba se encontraba ausente en esos momentos, ella no estaba con él en ese momento, si no que se encontraba perdida en el inmenso mar de pensamientos.
Se quedaron en silencio durante varios minutos, que luego pasaron a ser horas, a la espera de que algún doctor o alguna enfermera saliera. El ambiente se encontraba tenso, sobre todo luego de lo que había pasado entre su prometida y su primo, pero lo que había pasado con la pelinegra fue la gota que colmó el vaso.
En ese momento, luego de que varias horas habían pasado y el sol empezara a ocultarse, un doctor atravesó las puertas con una carpeta entre sus brazos. El hombre de cabello café parecía estar confundido y sorprendido por alguna razón. Al llegar junto a ello, no pudo evitar acercarse a preguntar, y seguido de él llegaron los otros dos.
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She is the Friend
RomanceUna amistad con poco equilibrio. Una fiesta de celebración. Un beso confuso. Un viaje de separación. 11 años después, vuelven a encontrarse. Él, es el prometido. Ella, es la dama de honor. El destino no sólo los sorprende a ellos... A los que los ro...