D O C E.

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Capítulo doce: Una promesa del pasado.

Pov Grisselle.

30 de abril del 2011, Londres.

— ¿A dónde irás?

La pregunta de su amiga la confundió por un momento, hasta que recordó que se estaba vistiendo para salir. No quería decirle a dónde iría a la pelinegra, por lo que recurrió a su mejor opción para zafarse de la pregunta.

—Sí quieres puedes venir —propuso, sabiendo que su amiga respondería con una negativa.

—No, gracias —y ahí estaba la respuesta esperada por parte de la pelinegra. La joven sonrió mientras tomaba su bolso y salía de la habitación, sin decir nada más.

Al salir no quiso avisarle al chófer, así que caminó sola todo el camino.

— ¡Alex! —abrió los ojos al escuchar el nombre, mientras que se volteaba hacia donde provenía aquella voz, y notando a dos hermanos uno tras el otro.

Con un suspiro, continuó caminando.

<< Ya no recordaba muy bien su rostro. Casi siempre se le aparecía en sueños, colándose en ellos, haciendo que lo recordara aún sin quererlo.

Cuando lo conoció en la universidad él era un chico callado, muy inteligente. Su primera impresión de él era un niño rico de papá y mamá. La primera vez que le habló fue en la biblioteca; ambos necesitaban el mismo libro. Luego de haber discutido por lo que ella había tomado primero, alguien interrumpió su conversación. Daniel, quién en ese momento era la persona que le gustaba los presentó. Resultaba ser que él chico del libro era su amigo.

Al pasar un mes, lo de Daniel y ella simplemente no funcionó. Cada semana ella se encontraba metida en la biblioteca de la universidad y siempre resultaba que él también se encontraba allí, haciendo que se encontraran con la mirada un par de veces. Ella creía que el motivo por el cual la miraba era por ser el amigo de su ex.

Un día como cualquier otro se encontraba nuevamente en la biblioteca, había tomado un par de libros que necesitaba para estudiar. La verdad era que su mejor amiga, la pelinegra, era la que siempre la ayudaba, ya que a ella le fastidiaba mucho hacer los trabajos, y prefería ir a la biblioteca a escuchar música o a dormir. Ese día decidió dormir, estaba agotada por que la noche anterior no había dormido absolutamente nada, debido a una fiesta a la cual había asistido.

Escuchó unos pasos acercarse, pero como siempre no prestó atención. Alguien arrastró una de las sillas de la mesa donde se encontraba, eso provocó que hiciera un ruido molesto al ser arrastrada. Ella levantó la cabeza con los ojos cerrados, difícilmente los abrió con pereza, sorprendiéndose al encontrarse con él sentado al otro lado de la mesa, justo frente a ella. Lo miró confundida y este sólo le dedicó una mirada fría.

—Acá no se viene a dormir. —Dijo, su voz era ronca. Ella se limitó a encogerse de hombros y volver a meter su cabeza en el hueco que producían sus brazos cruzados. — Acá no se viene a dormir, Grisselle —volvió a repetir, pero esa vez pronunciando su nombre. Sin poder evitarlo sonrió divertida, ¿Sabía su nombre? Creía que lo había olvidado apenas se habían presentado.

Volvió a levantar la cabeza y a mirarlo a través de sus pestañas. Él se levantó haciéndole un ademán con la cabeza para que lo siguiera. Sin saber por qué, así lo hizo; se levantó con pereza, pero sus pies se movieron solos, siguiendo el camino por donde él había desaparecido. Llegó al final de un estante, pero no estaba allí. Giró sobre sus talones dispuesta a volver por donde había venido, justo cuando alguien la empujó contra el estante lleno de libros.

No pudo protestar cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, él rápidamente plasmó sus labios con los suyos, y por alguna razón sin sentido, ella le siguió aquel beso. Se separaron por falta de aire, su pecho subía y bajaba, y su corazón amenazaba con salirse de su pecho, ¿Qué había pasado? Su cabeza le daba vueltas, se sentía mareada.

She is the FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora