O N C E.

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Capítulo once: Una alertante noticia.

Pov Kate.

29 de abril del 2011, Londres.

El despertar de la joven no fue ni perfecto ni de ensueño, en realidad, despertó con el cabello alborotado y un terrible aliento. Con apuro se adentró al baño y se aseó, y minutos después, se encontraba en la cocina preparando su desayuno, aunque en realidad sería el almuerzo por lo tarde que se había despertado. La rubia tal parecía que no estaba en casa, y ella prefería hacer su propia comida.

—¡Oh! Señorita Hayes, ¿Qué hace? —inquirió la cocinera al entrar y ver a la joven.

—Preparo mi desayuno —respondió ella con tranquilidad, mientras se movía hábilmente de un lugar a otro. Aquella cocina era mucho más grande que la suya y le cansaba un poco caminar tanto para hacer una simple comida.

Al terminar limpió todo para no darle trabajo a la cocinera y se dirigió directo a la entrada de la casa, dispuesta a salir y caminar un poco. Quería aprovechar que la rubia no estaba para ver y recorrer el lugar. A ella le gustaba el silencio en cierto modo, sobretodo cuando tenía días libres, ya que mientras trabajaba le era prácticamente imposible obtener el silencio deseado.

Le alegraba el haberse puesto un suéter, el frío que hacía podría darle un resfrío en un parpadeo. No entendía el por qué hacía frío, el día anterior había sido cálido, y ese día parecía ser el inicio de un invierno. No había nadie por los alrededores y tampoco pasaba ningún vehículo. Sin quererlo, ni desearlo, un recuerdo amargo inundó sus pensamientos.

<<Los dos pequeños correteaban por toda la casa. Ambos se escondieron de sus madres, deseando no ser encontrados.

— ¿Charles? —la pequeña llamó al niño a su lado.

— ¿Qué pasa? —preguntó él, al mirarla.

— ¿Estaremos siempre juntos? 

—Sí, Kate, siempre —el niño tomó la mano de la pequeña, mirando el colorido anillo que él le había regalado días atrás. Le dedicó una pequeña sonrisa a su compañera y volvieron a lo que estaban, mientras sonreían con las mejillas sonrosadas. >>

La joven no entendía por qué seguía recordando tales momentos, a pesar de que luchaba por olvidarles. Cuando vio al pelinegro la noche anterior, no pudo evitar sentir su corazón acelerarse. Y cuando se dio cuenta de que él era el prometido, no pudo evitar sentir su pecho doler. Aún le dolía, le dolía el hecho de que la fuese abandonado... Pero también le enojaba, le enojaba el volver a verlo en aquella situación.

Limpió la traviesa lágrima que rodaba por su mejilla y continuó con su andar. Miró a los animales detenidamente, sabiendo que podía estar ahí cuanto quisiera, sin que nadie la molestara. Miró a los caballos uno por uno, cada uno de un tono distinto, aunque algunos eran parecidos. Sonrió sin poder evitarlo y reanudó su camino nuevamente.

Al darse cuenta de que la casa estaba muy lejos, decidió volver, hasta que escuchó un gimoteo proveniente de uno de los árboles. Con curiosidad se acercó a uno de ellos y vio un pequeño bulto que temblaba. Su corazón palpitaba mientras se acercaba, hasta que miró al pequeño cachorro que yacía en el suelo en busca de su madre.

Miró a los lados por si la madre o quizás el dueño del cachorro volvía, al notar que nadie volvería, tomó al pequeño animal entre sus brazos, sacudiendo un poco la tierra entre sus patas. El animal seguía gimoteando en busca de comida, por lo que ella decidió dejar el recorrido para otro día y se devolvió a la casa. Durante el camino le hablaba cosas incoherentes al cachorro mientras sonreía, ella amaba a los animales, y nunca había podido tener uno gracias a que su madre era alérgica a ellos.

She is the FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora