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Las tardes se hicieron cada día un poco más largas con la llegada de la primavera, los árboles recuperaban su verde característico y el sol lograba filtrarse a través de la piel cálidamente. Y a pesar de la calidez del paisaje, había algo inconcluso que no permitía disfrutar de la nueva estación.

–¿No hay noticias de MinHo aún? –SungJong llevaba algunas hojas de periódico para envolver aquellos pequeños adornos de porcelana que conservaban vistiendo una repisa.

–No sé nada de él, ni siquiera he recibido un mensaje o llamada. Es como si hubiera desaparecido. –Respondió llenando una caja de artículos de cocina–. ¿Crees que...?

–No lo olvidará, no parece de esas personas que tienen piedad o permite que algo toque su corazón. 

SungGyu bajó la cabeza, todavía dolía dejar la casa donde había crecido y cada espacio que iba quedando vacío le traía nuevos recuerdos de su madre, incluso volvían a su memoria hechos que se hallaban perdidos o reprimidos. Como esa pequeña mancha de jarabe que encontró tapada con la alfombra. Esa pequeña mancha rosa la causó DongWoo cuando saltó sobre él y le hizo perder el equilibrio mientras su mamá estaba por darle la medicina para la tos, una tos que pescó por jugar bajo la lluvia sin permiso. 

Tal vez no podría llevarse la mancha, pero se llevaría la viva voz de su madre en su memoria, mientras lo regañaba por ser tan descuidado, el susto de DongWoo cuando creyó que iba a ser castigado por hacer parkour en la sala y la risa melódica de su progenitora cuando los vio correr para ocultarse detrás de la secadora de ropa. Esas cosas solo estaban en su corazón. 

–¿Tienes todo listo, cariño? –SungJong le preguntó, siempre se oía tan dulce, casi tanto como su propia madre. 

No le gustaba. 

Él quería que su hermano de una vez por todas dejara de gastar su vida en ellos y se dedicara a él, quería verlo luchar por sus sueños y realizarse. 

–Jjongie... –Lo llamó mientras seguía recolectando objetos que ni siquiera recordaba que tenían–. ¿No has pensado en volver a la universidad?

–¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta, SungGyu? Por supuesto que no lo hice, estamos bien así... estoy bien así. 

–Estabas estudiando antes de lo que le pasó a mamá, tenías el segundo año concluido y tus notas eran muy buenas ¿Por qué no intentar recuperar eso? –Estaba nervioso por tocar un tema que quizás no era de su incumbencia y la respuesta rotunda de su hermano solo lograba avisarle que ese terreno era peligroso. 

–No volveré a la universidad, SungGyu. Tengo veinticinco años, pronto serán veintiséis y para cuando termine tendré cerca de treinta. Eso contando que termine en el tiempo estipulado – sonaba molesto. 

Bien, podía entender eso después de todo, pero aun así jamás se sentiría feliz de haberle quitado la oportunidad a su hermano de realizarse mientras él sí lo hacía. 

–Deberías volver –subió los hombros como si no fuera nada de otro mundo–, Treinta años no son nada. ¿Qué estabas estudiando después de todo? 

–Veterinaria. 

Que ironía ¿Por qué nunca lo había pensado siquiera? Jamás se lo había preguntado y ahora se sentía culpable de aquello. Definitivamente debía retomar, nunca es lo suficientemente tarde para algo como eso. 

–Sigo creyendo que deberías volver.

SungJong suspiró, ese gesto era como la paz que precedía a la tormenta, lo estaba empujando a sus límites y no sabía cómo terminaría si presionaba más. 

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