–¡SungGyu! ¡SungGyu!
SungGyu nunca pensó que escuchar su nombre de los labios de WooHyun le transmitiría tanta adrenalina. Tampoco se imaginó que alguna vez las ganas de desaparecer del mundo superarían cualquier otra que le haya sucedido antes. Pero ahí estaba, arrastrando a sus hermanos por el parque camino a casa aludiendo su velocidad a la humillación publica a la que había sido sometido.
–¿Qué sucede, cariño? ¿Quién es él?
–No es nadie, hyung. Por favor no te des vuelta. –No tendría que haber arrastrado a su hermano a esas instancias, si SungJong se enteraba de lo que había hecho terminaría muy decepcionado y él no quería perder la confianza de la única persona que lo cuidaba como lo hacía su madre.
–Pero parece que te conoce. Está gritando tu nombre –DongWoo intentaba zafarse del agarre pero le era imposible, tampoco es como si se estuviera esforzando demasiado–, si es alguien que te estuvo molestando solo tienes que decirlo.
–No es nadie, DongWoo hyung. En serio.
WooHyun se detuvo, él no estaba alucinando. Su hombre, su chico de voz de ángel estuvo de pie frente a él cuidando del pequeño regordete. Él estuvo por defender a SungGyu antes de que ellos llegaran, en alguna parte de su pecho sintió indignación por la manera en la que ese idiota lo estaba tratando, él se burlaba de su peso en secreto, pero ese extremo de violencia superaba hasta sus propios límites. Pero el tiempo se detuvo cuando sus ojos se posaron en el chico que entraba en escena. Era él. Su Kyuzi, por el que tanto había esperado. Y era más lindo de lo su mente pudiera haberse figurado.
Y era hermano de SungGyu.
¿Tan pequeño era el mundo? Justo de ese niñato... ¿Y por qué no lo había reconocido? Si incluso se habían mirado. Bueno, le atribuyó eso a la consternación. Lo cierto, es que ahora no sabía muy bien lo que debía hacer. Podría presentarse en casa de SungGyu y pedir hablar con él o tal vez tendría que llamarlo y concretar una cita. Cualquier posibilidad lo emocionaba hasta los huesos.
Era él. Y podría ser suyo muy pronto. Ya se imaginaba la sensación de sus manos tocando su rostro, oyéndolo gemir su nombre mientras se hundía profundamente en su interior y acariciar esas pálidas y largas piernas mientras dejaba mordidas en toda su extensión.
Ese se había transformado simplemente en el mejor día de su vida.
Volvería a casa y lo llamaría esa misma noche.
∞
DongWoo y SungJong observan a SungGyu llorar desconsoladamente, no quieren decir nada porque creen que todo se debe al reciente trauma al que fue expuesto. Entonces lo dejan desahogarse.
Pero muy lejos de dejar ir todo, SungGyu está callando. Llorar es su manera de no hablar, de no gritar. Él no está siendo sensible. Él está dejando que sus lágrimas hablen por todo lo que está siendo silenciado en su interior.
Quiere decirlo, gritarle todo al mundo que odia ser gordo, odia que lo miren demasiado tiempo solo porque su cuerpo no es común, las habladurías, los comentarios malintencionados, la discriminación y la forma en la que su obesidad parece ser problema de todos más que de él mismo. Odia la lástima y odia que su peso determine la cantidad de respeto que recibe. Pero él realmente detesta no poder ser amado. Quiere ser amado. Lo necesita.
Pero no lo merece. Por gordo. Se odia y odia su cuerpo, su ansiedad y la manera en la que su mente no deja de torturarlo en cada bocado, en cada mordisco, diciéndole:
"Tienes que parar."
"Ya es suficiente."
"Ya no tienes hambre."
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❥ | ➳[WooGyu]
Fanfiction⇊FAVOR DE LEER⇊ ↝**AVISO IMPORTANTE**↜ ↬¡TENGO! la ¡AUTORIZACIÓN! de su autora original, Gii79--, la cual le doy las gracias por ¡PERMITIRME! adaptar su obra original, , al WooGyu. ↬Por lo tanto, esta historia NO me pertenece. Derechos reservados©...