Capítulo 13. Soy tu enfermero

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NARRA FRANK

Tras insultarme a mí mismo por haberme comportado como un idiota con Alexa, me quedé dormido recordando la escena del beso una y otra vez. La conocía desde hacía muy poco tiempo, pero me tenía literalmente a sus pies. Desde el primer momento me empeñé en hacerle la vida imposible por la manera en que me hacía sentir. Hacía tiempo que no me preocupaba por tener ese tipo de sensaciones hacia alguien.

Todo afecto había desaparecido de mi vida cuando perdí a mis padres. Lo que no le conté a Alexa fue que yo estaba presente en ese accidente. Recuerdo que iba sentado en la parte trasera del auto jugando con mis juguetes mientras mis padres conversaban alegremente sobre los preparativos de su aniversario.

Todo eso se esfumó en cuestión de segundos.

Lo último que recordé fue un camión de mercancías dirigiéndose directamente hacia nosotros. Nunca supe qué sucedió después... Desperté en la cama de un hospital, con mi madrina a un lado.

Cuando me fui recuperando de las leves fracturas, Melina me explicó con delicadeza lo que les había ocurrido a mis padres. Al principio me lo tomé con calma, pero después comencé a culparme por haber sobrevivido al accidente. Si hubiera estado atento a la carretera, nada de eso hubiera sucedido.

Desde entonces, por alguna razón, comencé a rechazar cualquier tipo de muestra de cariño. Melina siempre se había esforzado mucho para asumir el rol de madre, pero yo no se lo había permitido; nadie llenaría el vacío que mis padres habían dejado en mi vida.

Cuando se vio obligada a vender su casa, yo me negué a venir aquí. Tenía pensado ir a mi apartamento, pero hubo una razón muy valiosa por la que no lo hice. Melina me había mostrado una foto de la familia Owens, e inmediatamente me interesé en la hija única que sonreía a la cámara.

El día de nuestra llegada actué de la forma más desinteresada y fría posible. Alexa, desde el primer momento, se sintió molesta con mi actitud, y yo me di cuenta, también desde el primer momento de que había algo en ella que me impulsaba a hacerle la vida imposible siempre que pudiera.

¿Por qué? No lo sabía.

Al principio, quizá fue para ponerle algo de diversión a la situación, pero poco a poco, sin darme cuenta, comencé a sentir cosas por ella cuando la tenía cerca, y creo que entonces seguí haciéndole la vida imposible porque quería ocultar esos sentimientos que empezaban a florecer dentro de mí.

Actuaba de forma impulsiva con frecuencia, pero mi descontrol fue total cuando encontré a Fernando en su habitación. Odiaba a ese idiota. Semanas atrás, mi grupo de amigos se peleó con el suyo porque no pararon de hacer comentarios estúpidos. Y cuando me enteré de que había salido con Alexa, me sentí aún más furioso. A kilómetros se notaba que se la quería llevar directamente a la cama, y por más absurdo que sonara, yo no lo iba a permitir. Primero tendría que enfrentarse a mí.

Me levanté, estirando los brazos y me dirigí al baño. Eran las diez de la mañana cuando salí de la ducha y no había señales de Alexa fuera de su habitación. Supuse que, después de lo que sucedió anoche, debía estar furiosa, y no la culpaba, tenía todo el derecho de estarlo. La había besado... Recordarlo hacía que me excitara de nuevo.

Después de desayunar, salí de la cocina y escuché sonar el teléfono de la sala. Caminé hasta allí y contesté la llamada.

—¿Diga?

—¿Está Alexa? —Esa estúpida voz masculina pertenecía a la persona que más odiaba. Fernando.

—No.

—Supongo que eres Frank —lo escuché decir en tono molesto.

—Sí soy Frank. ¿Algún problema? —pregunté, apretando la mandíbula.

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora