Capítulo 31. Sin previo aviso

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En cuanto la luz del día se asomó por la ventana, decidí levantarme y tomar una ducha rápida.

Luego me puse unos tejanos, unas Converse blancas y una blusa holgada color azul, y me peiné, dejando caer mi melena hacia un lado sobre mi hombro. Un poco de maquillaje, rímel, gloss y listo.

Salí de la habitación tras hacer la cama y bajé a la cocina. Mis padres y Melina estaban desayunando tranquilamente. Les di los buenos días y fui a la despensa para tomar la caja de cereales. Con mi desayuno listo, me senté al lado de la madrina de Frank.

Mi padre comenzó a hablar de cosas de la oficina. Dijo que dentro de tres días, el sábado, celebrarían una fiesta de trabajo. Al parecer sus compañeros decidieron celebrar el éxito que mi padre había tenido en su último viaje prestando su proyecto en otras empresas.

Y, obviamente, nosotros, su familia, asistiríamos. Mi madre se alegró muchísimo. Se sentía orgullosa de mi padre.

Al principio, Melina rehusó ir. Dijo que no era necesario que ella y Frank asistieran. Pero mis padres insistieron y al final lograron convencerla. Después terminamos de desayunar mientras seguimos hablando.

Frank no se presentó, y lo eché de menos, pero imaginé que estaría descansando. Mis padres se despidieron, dándome un beso y luego se fueron a la oficina.

Melina se levantó y comenzó a lavar los platos mientras yo limpiaba la mesa.

―¿Cuándo piensas decirles que sales con Frank? ―preguntó con voz suave.

Dudé un momento. La verdad era que no tenía una respuesta definitiva en estos instantes.

―¿Crees que debería decírselo antes del sábado? ―le pregunté.

Se giró y me miró con una sonrisa maternal.

―No quiero entrometerme, pero creo que deben decidir si realmente quieren o no seguir ocultando su relación.

Yo temía que, al saberlo, mi padre tratara de alejar a Frank de mí. No era lo mismo tenerlo en casa como huésped que como novio de su hija.

Y si llegaba a aceptar nuestra relación (cosa que esperaba), no dudaría en aplicar normas estrictas. Como, por ejemplo, que yo no permaneciera mucho tiempo a solas con él o prohibirme que entrara en su habitación. Y no creía poder soportar ese tipo de reglas.

―No quiero meterlo en problemas ―dije, recordando lo de anoche.

―Lo sé. No quiero presionarte, me gustas como novia de Frank. ―Sonrió―. Pero los días pasan rápido, y nosotros pronto tendremos que irnos de aquí y tú tendrás que volver a la universidad. ¿Has pensado en eso? Frank no va a la misma universidad que tú. ¿Qué pasará entonces? ¿Estarán dispuestos a mantener su relación viéndose solo los fines de semana?

La escuché atentamente mientras procesaba sus palabras. Todo lo que decía era cierto. Cuando empezaran las clases en la universidad, no podríamos vernos tanto como ahora.

Sabía perfectamente que el tiempo libre que tendría sería para estudiar y dedicarme a terminar la carrera. ¿Y luego qué? Faltaban menos de dos semanas para que empezaran las clases... Melina tenía razón. Tenía que hablar con Frank de forma seria sobre esto.

Cuando la madrina de Frank salió de la cocina, apoyé la espalda en la pared y me quedé inmersa en mis pensamientos. No me iba a casar con él ni nada por el estilo, pero era importante que tomáramos una decisión. Frank fue sincero conmigo al decirme que no estaba acostumbrado a tener relaciones serias y duraderas. Tal vez yo podría ser la primera en hacerlo cambiar de opinión.

El Huésped ✅ [ Disponible en físico ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora