8: "Te he ofendido"

1.8K 377 103
                                    

No es que planeara toparme contigo, yo sólo quería dar un paseo por los alrededores del campus y por culpa tuya fui a meterme en problemas, de nuevo. Parecía ser una nueva costumbre nuestra, por más que odiara involucrarnos juntos en una oración, ya que "nuestro" era una palabra fea si había de encerrarme contigo en la pertenencia de algo.

El aire fresco me ayudaba a esclarecer ideas y ejecutar planes de tal forma que dieran resultados positivos, no la clase de caos en que suelo enrollarme siempre. Mis pasos despojados de un rumbo fijo me llevaron a las afueras de la Biblioteca Central, ese edificio de colosal estructura en que los estudiantes de todas las áreas disciplinares se reunían para dejar correr los números del reloj sumidos en gruesos libros y extensos apuntes.

Al verte bajando las escaleras para retirarte de dicho espacio, lo primero que atrapó mi atención fue que estabas usando una de tus posibles millares de camisetas negras, y por la ausencia de ese fantasmal color índigo en tu mirada supe que esa farsa tuya había llegado a su fin. Eras el chico malagradecido de siempre, y una noticia tan desagradable como esa me tenía sonriendo como si fuera la mañana de navidad. Nada estaba bien conmigo. 

Comencé acelerando el ritmo y terminé corriendo detrás de ti, estirando mi brazo para no dejarte ir, porque mi infantil curiosidad por saber lo que estaba sucediendo contigo nubló la poca sensatez que poseía mi sangre, sin considerar que podría serte un tema delicado.

— ¿Yoon? —cuestionaste al verme, con el mismo tono vacío que imaginé le dirigías a aquellos ilusos que deseaban hablarte sin resultar heridos. Tu entrecejo se frunció al ver mi mano posicionada sobre tu hombro, así que apresuré a cortar mi tacto, retrocediendo unos cuantos pasos al percibir esa oscura vibra de "aléjate de mí" colada en medio de los dos— ¿por qué te me acercas?

—Verás estaba paseando por aquí cuando te vi pasar y... —frené las palabras que escaparon de mis labios con nulo consentimiento, deteniéndome frente a tu vista cansada y mueca de mal genio. La expresión en tu rostro denotaba que me veías forma de estorbo.

— ¿Por-qué-te-me-acercas? — con tu dedo índice dividiste las palabras en amenazas sobre mi pecho, para después suspirar lleno de frustración, sujetándome sólo para hacerme de lado— si no tienes nada que decir, muévete, suficiente asco sentí con que me tocaras —refunfuñaste antes de retomar tu camino.

Sigo sin comprender lo que sintió mi pecho al ser testigo de cómo me dabas un trato desbordante de desprecio, echando por la borda mis esmeros por ser cordial contigo a pesar de todas las agruras y malestares que tu presencia provocaba en mí. 

Fui un idiota por creer que acercarse al sujeto ácido y cruel del salón de clases no era tan difícil como parecía, esperando que éste me recibiera de brazos abiertos aceptando mi compañía sin ningún impedimento; pero ahí estabas tú, siendo el completo imbécil que creí que eras desde el primer momento en que te vi.

No cabía duda de que el destino me estaba diciendo que no había otra manera de hacer las cosas contigo si no era odiándote con todo el fervor que mi alma me permitiera.

— ¿Quién te crees para hablarme así, maldito cretino? —mascullé lo suficientemente alto para que algunos transeúntes escucharan, aceptando que no existía un retorno después de verte girar sobre tus talones en mi dirección, mirándome de una forma que hacía visible tu puñal imaginario perforándome el pecho— quería agradecerte por lo del sábado, pero al parecer no importa si no quiero detestar cada centímetro de la bazofia chiflada que eres, porque te esmeras en hacer que sea así con el simple hecho de vivir.

— ¿De qué carajos estás hablando Min? Nunca haría algo por lo que pudieras agradecerme, ni siquiera me agradas.

—Vaya que estás loco —levanté la voz, haciendo mi mayor esfuerzo por ahogar la cólera que me retorcía las entrañas— ¿acaso no recuerdas lo que fue de ti un fin de semana? A menos que tengas un jodido hermano gemelo que gusta de usar estúpidas lentillas color añil no entiendo lo que sucede contigo. ¿Crees que tienes derecho de tratarme como la mierda y decir que mi toque te da asco? Pues si es así añádelo a tu lista de razones para ir a un psiquiátrico, porque créeme, Kim, lo necesitas.

Índigo [ksj + myg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora