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Camino al desastre

**04**

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YOKOZAWA

Las duchas comunes están... al fin... por fin... ¡CALIENTES!

Ahora que se lo que significa no tener agua caliente por más de dos meses, valoro mucho el agua caliente, mucho de verdad. Me lavo los dientes, en la ducha hablan de la pelea (ni idea) pero dicen que no esperaban que perdiera. Puedo saber que hay peleas clandestinas donde hacen apuestas, los que pelean ganan dinero si ganan.

No las he visto, al parecer no son abiertas a todo el público.

o... en todo caso, mi circulo es bastante cerrado.

Regreso a mi habitación y justo cuando voy a entrar lo veo salir de la de Hatori. Tiene el pelo revuelto y una toalla al hombro.

— Buenos días – dice bostezando

— Buenos días Kirishima

— Oye... ¿terminaste el práctico de matemáticas?

— Si

— Te molesta si comparamos resultados.

— No

— Bueno, entonces te toco la puerta para bajar a la cafetería, mis libros están en mi casillero

— Ya hay agua caliente

La mención hace que su rostro se ilumine.

Su rostro iluminado me provoca un palpito.

Puedo estar enojado por algo que paso hace siete años, pero también me toca estar agradecido de que Kirishima siga hablándome. De algún modo aprendo de él, de sus chistes, de su risa, de la suavidad con que mira a todos, del modo en que siempre agradece.

Cuando lo veo recuerdo a mi madre, ella quería que aprendiéramos el uno del otro o tal vez, puede ser, quería que yo aprendiera de él. Mi padre dice que nunca aprendí a sonreír, yo creo que lo olvide... se me olvido cuando llamaron para decirme lo de mi madre, se me olvido porque ahí no había nadie, tuve que esperar a que la vecina llegara de su trabajo para poder ir al hospital. No me dejaron verla, era demasiado pequeño para ver el cuerpo de mi madre muerta, pero no lo suficientemente joven para no entender que sin ella me quedaba solo. Para eso me vieron mayor, para explicarme que ella no regresaría, para explicarme muchas cosas que jamás entendí.

No tiene mucho sentido, pero de algún modo, tal vez no tiene sentido, no. No tiene ningún sentido, pero de igual modo cuando veo a Kirishima, me acuerdo de ella de un modo feliz, de su modo de reír, de su manera de comer, y no la echo de menos ni me entristece, solo la recuerdo. Si bien no somos amigos, tampoco somos enemigos.

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KIRISHIMA

Yokozawa me abre, y hace "ese" algo que hace a veces, supongo que el agua caliente realmente tiene propiedades mágicas porque se siente que está de buen humor, hace eso que hace. Mueve la comisura de su boca en algo que podría ser el naciente de una sonrisa.

Cuando no está conmigo esta con Takano, en otras ocasiones come con Yukina y quiera o no lo veo con algunas otras personas, es realmente bueno en matemáticas, fue algo intimidante que nos diera una ayudantía, pero confió en que nos ira bien ahora que vienen los exámenes. Me he rendido varias veces, pero vuelvo a intentarlo y poco a poco las cosas avanzan, Yokozawa habla al menos un poco más, al menos deja que la gente se le acerque, es difícil entender que le cuesta, le cuesta abrirse y le cuesta confiar.

Camino al DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora