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Los amores cobardes no llegan a puerto.

Strauss.














La cobardía está en el aire, el miedo acompaña la mañana, Yokozawa Takafumi se estremece cuando le entregan la visa de estudiante en la embajada.

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Para valientes todos los demás, piensa, mientras guarda su pasaporte en la maleta, él no quiere ser valiente, quiere ser cobarde, quiere huir. Aunque a su padre y a sus amigos les parece valiente, les parece que da un paso adelante viajando al extranjero, vivirá solo en un país lejano, tantas cosas nuevas, tantos nuevos planes, tantas ganas de estar lejos... pero él sabe que está huyendo. Huir no es la manera correcta, pero es la mejor manera. Yokozawa Takafumi se plantea aceptar las cosas del modo correcto. ¿Qué sentido tiene en insistir? No tiene ninguno y lo sabe. Adelante, sin embargo, una figura hace que se quede petrificado en su sitio. Le gustaría que su corazón no se acelerará en presencia del innombrable, ese fantasma que no es otro sino, Kirishima Zen.

Yokozawa se queda a la distancia, la lluvia cae, un maullido suena, rompe el silencio en una singular desesperación y Kirishima mete la mano en la caja, Yokozawa observa, Kirishima se abre la chaqueta y guarda dentro al pequeño animal. Una razón más para amarlo, un acto más que pone clavos al ataúd de su amor. Kirishima continúa su caminata y Yokozawa se toca el pecho. Una parte en su cuerpo, está orgullosa de quererle, otra parte le susurra que para con él, Kirishima nunca tuvo esa amabilidad.

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*

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Es cobardía, no hay otra palabra que lo comprenda mejor... Cobarde.

Su madre dice que se alegra de que sea tan sensato, sus amigos dicen que era momento de reaccionar, lo felicitan en su admisión al trabajo y le dicen que hace las cosas bien. Pero cuando se mira en el espejo, desde dentro alguien le grita Cobarde, le gritó Canalla, le grita Lo has perdido.

Le grita constantemente, le grita como si quisiera hacerse oír, le grita como si al escucharla algo cambiase.

Sin embargo, aunque escucha esos gritos internos, no les hace caso. Se puede ser cobarde a un grado que parece valentía. Porque es Valiente perder a quien amas cuando sabes que no lo mereces.

Un sonido le hace dejar de pensar. Cuando alza la mirada se descubre a sí mismo cerca de la universidad, en la entrada a los dormitorios. Está cerca de la panadería y el restaurante donde a veces comía con él, el sonido regresa y rompe todo lo demás, es un llamado y es imposible ignorarlo, es un grito que rompe el espacio y el tiempo devolviéndole a su realidad, una caja de cartón, un gatito mojado.

Cuando llegue a casa Kirishima Zen pensara en qué debe hacer con el gato, pero en la calle no lo piensa, recoge al gato y lo mete en su chaqueta.

*

*

Te necesito aquí

Cerca de mí, muy cerca de mí

Muy cerca

Te necesito aquí

Verte feliz, que vuelvas por mí

Que vuelvas para quererme

Cuidarme, acostarme, hablarme

Y darme la mano o un beso o un regalo

Verte dormido, sonriente conmigo

Y decir que te espero, que te echo de menos

Quiero entender mi vida sin ti

Camino al DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora