Capítulo 5: Las paredes también hablan.

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Lio recordando esta historia, clavo la vista en el muro que daba a la puerta principal de la casa. Un muro de unos dos metros de alto y seis de largo con una gran puerta de metal oxidada y derruida, doblada por los constantes allanamientos de los jóvenes que querían poner a prueba la leyenda. Justo al borde de la pared, se asomaba algo que Lio no distinguía, pero se movía de forma extraña. Esto lo asusto por un momento y se detuvo en seco, jalando la camisa de Jonathan.

—¿Qué mierda te pasa? —pregunto mientras volteaba a ver a Lio. Quien estaba pálido y pasmado señalando al frente. Jonathan al verlo se asusta de igual manera y se quedan quietos detallando la situación—. ¡Es una persona! le acabo de ver la cara –exclamo Jonathan

—Lo sé, así empiezan las películas de terror —respondió Lio nervioso—. Ahora vas a querer que investiguemos ¿no?

Apenas Lio termino de pronunciar esas palabras se escuchó el grito de una mujer viviendo de ese lugar. Lio se asustó más y Jonathan parecía más decidido en ir a ver qué pasaba. Este tiro de Lio y se fueron acercando, cuando Lio logra ver bien lo que pasaba por lo que reacciona corriendo hacia la pared de forma impulsiva mientras Jonathan tardaba en reaccionar siguiéndole.

—¿Es Ange? —pregunto confundido mientras se acercaban

—No. Hay más personas —dijo Lio con seriedad.

Cuando se acercan lo suficiente logran ver mejor la escena. Ange estaba siendo empujada contra la pared por Fernando, quien estaba detrás de ella inclinando su espalda al frente mientras la manoseaba. La cara de ella era de terror, estaba llorando y tenía la boca tapada con la mano de otra persona... José. Quien se estaba arrodillado subiéndole la camisa lentamente a Ange.

—¡Suéltenla! —exclamo Jonathan mientras se acercaba.

En ese momento Fernando y José se detuvieron volteando rápidamente a verlos. Provocando que Fernando agarre a Ange mientras sacaba una navaja y se la puso en el cuello, estremeciendo a Lio y exaltándolo.

—Aléjense o corto a esta perra a la mitad, me dejaran hacer lo que quiera y después yo se las regreso, usada pero viva —dijo Fernando tapándole la boca a Ange.

Jonathan no le hizo caso y se le acerca a Fernando lentamente, mientras Lio se mantenía parado sin hacer nada, viendo a Ange llorar, forcejeando para escapar, el frio cuchillo colocado en todo su cuello bastaba para mantenerla lo suficientemente asustada y sumisa. El nerviosismo que invadía el cuerpo de ambos los dejaba tiritando del miedo que desemboco en pura impotencia.

—No dejare que le hagan nada —respondió Jonathan ante la demanda de Fernando.

—Es una lástima —respondió mientras le hacía una seña a José.

Jonathan se acerca con cautela, sin desviar la vista de las manos de José.

—¡Necesitare tu ayuda Lio! —grito concentrado. Pero Lio se mantuvo pasmado sin reaccionar, tenía la mirada perdida y estaba temblando—. Mierda —susurro Jonathan mientras se acercaba.

En ese mismo momento José ataca corriendo a Jonathan llevando todo su peso hacia adelante, intentando golpearlo en el abdomen. Jonathan reacciona haciéndose a un lado y aprovechando para intentar darle un puñetazo con su brazo derecho a la cara, fallando y retomando la distancia. José estaba alterado y confuso, no parecía seguro sobre esta situación y actuaba de forma más impulsiva que racional. No les favorecía el hecho de que el olor a alcohol se percibía incluso a la distancia que llevaban.

José vuelve a atacar, pero esta vez soltando varios golpes a la altura del pecho, los cuales Jonathan bloqueo golpeándole a los brazos, Hasta que un golpe impacto en su pecho casi tirándolo de espalda, afortunadamente logra mantener el equilibrio. Seguido de eso José da una patada que Jonathan esquiva haciéndose a un lado. Aprovechando su abertura para agarrar su pie y tirarlo al piso montándose encima e intentando someterlo, pero José le empieza a pegar en la cara, agarrándolo por el cuello, volteando y terminando sobre Jonathan.

El Camino de Redeem. (Old Version) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora