Capítulo 14: Ciudad De Oro.

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Sus ojos cansados y pesados se sorprendieron al chocar con los de Ange quien lo veía dormir. Lio se asombra por un momento y aleja la cabeza, Ange se ríe y se levanta mientras Lio intentaba procesarlo todo.

–Buenos días ¿descansaste?

–Supongo, más o menos ¿y tú?

–Bien, para haber dormido con un tronco... aunque al menos no pase frio.

–Te levantaste muy cariñosa, supongo que mi dulzura se te pego.

–Es posible, aunque quiero comer. –Respondió mientras que con el teléfono en mano se iba del cuarto.

Lio se levantó y reviso su teléfono, eran cerca de las 8 y todavía se sentía cansado, le dolían los músculos y la espalda. Con pesadez y flojera se levantó y camino hasta la sala. En ella estaban casi todos menos Terense y Jonathan. Alen permanecía junto a cachorro desayunando, Elisabeth sentada en la sala viendo la tv y Ange comía mientras revisaba el teléfono. Jolyne acomodaba todo en la cocina y arreglaba las cosas.

–Perfecto, se levantó mi niño dormilón. –Dijo Jolyne burlándose.

Lio sonrió y se acercó a abrazarla. –Buenos días loca.

–¿Dónde está tu novio? Y Tyfanny.

–Abajo repasando lo que hicieron ayer. ¿Tienes algún plan en mente para cuando vayamos a su casa?

–Claro, iremos a la casa, tocaremos la puerta y luego hablaremos con los vecinos. Al final nos devolvemos antes del almuerzo. –Respondió Lio mientras comía su desayuno.

–Es en serio Lio, tenemos que tener un plan por si nos encontramos con él. La última vez casi nos mata.

–Él no nos matara, estoy seguro de eso. Pero si te reconforta puedo hacer un plan cuando lleguemos.

–Tu confianza me preocupa, creo que deberías darle más seriedad al asunto.

–Se la doy, pero espera a que llegue el momento... ¿Y las muchachas que harán? –Pregunto Lio con cierta jovialidad

–Vamos a hablar con la directora, le pedí a Terense una placa falsa y una orden falsa para poder registrar el lugar. –Respondió Elisabeth.

–Si no funciona, mi mamá conocía a la administradora, ella estará complacida de ayudar. –Agrego Alen.

–No creo que sea bueno confiar en alguien fuera de nosotros. –Respondió Elisabeth.

–Ella tiene razón, es mejor que te quedes al margen y las dejes hacerlo todo. –Dijo Jolyne.

–No subestimes a mi hermano, él lo hará todo...–Respondió Lio mientras se levantaba de terminar de comer. –Termina rápido Jolyne, me iré a arreglar para salir.

Lio se marchó al cuarto de nuevo mientras que los demás continuaban comiendo. La ropa que se puso no era llamativa, unos vaqueros comunes y unos zapatos con punta de metal, su camisa era normal, negra. Lo diferente e inusual era el suéter, que era el mismo que le regalo Terense. Agarro un bolso donde puso su teléfono y un cargador para este y para la cámara, que llevaba colgando de un lado del suéter. Guardo la navaja de su padre en su bolsillo y se sentó a escribir en su cuaderno.

Al cabo de un rato sale y ve que todos estaban preparándose. Elisabeth y Ange vestían ropas casuales y muy cómodas, vaqueros, camisas simples azul y negra respectivamente. Por otro lado, Jolyne llevaba una camisa escotada y pantalones muy ajustados. Se había arreglado más que las demás y su belleza resaltaba, estaba maquillada y con el pelo planchado.

–Vamos a casa de un psicópata, no a una fiesta.

–Hay muchas puertas que una mujer puede abrir sola. –Respondió con una sonrisa mientras guardaba todo.

El Camino de Redeem. (Old Version) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora